¿La vida pasó por Marte?

Beagle, de Galápagos a Isidis Planitia

Josep Emili Arias

cel_ras@hotmail

Esta próxima Navidad, el 26-27 de diciembre, la primera sonda europea de exploración planetaria llamada Beagle 2 (en memoria del buque británico donde en 1831 se enroló el joven y revolucionario naturalista Charles Darwin), después de recorrer 55 millones de km se posará en la superficie de nuestro vecino Marte, bajo un cielo ocre, muy cerca del ecuador marciano. En una zona llana llamada Isidis Planitia con un importante depósito sedimentario donde rastros de vida habrían podido preservarse o fosilizarse en un ambiente con una horquilla térmica de 17 ºC a -85 ºC. La misión primordial de la sonda Beagle 2 será buscar trazas de vida microbiana y/o microfósil a 60 centímetros bajo la superficie, al abrigo de la acribillante radiación ultravioleta. El solo hallazgo de un microfósil sería el mejor regalo navideño que la naturaleza cósmica pudiera dar a una humanidad que desea romper con su soledad biocéntrica. Incluso, cabría recordar el pensamiento darviniano donde toda evolución siempre es inherente a su entorno, es decir, toda evolución requiere de tiempo para acomodar en la herencia o código genético los rasgos producidos por las mutaciones (favorables) que más se adapten al medio. De ahí, que Darwin sentenciase, "Podréis encontrar seres inteligentes en otros mundos, pero nunca hallaréis humanos".

¿Por qué la vida pudo surgir en Marte?

El pasado 2 de junio, aprovechando la proximidad orbital a Marte, la Agencia Espacial Europea lanzaba desde el cosmodromo de Baikonur la nave espacial Mars Express a bordo de la más fiable y barata lanzadera rusa, el cohete Soyuz-Fregat. Será nuestra primera misión de exploración atmosférica, geoquímica y exobiológica, en otras palabras, saber hasta donde llegó Marte en el tortuoso sendero hacia la vida. La nave Mars Express se compone del satélite orbitador, en sí, y de la sonda de aterrizaje Beagle 2, adosada. El director científico de la misión es el español Dr. Agustín Chicarro. Todo el complejo equipo instrumental de la Mars Express intentará responder a muchas preguntas de la comunidad científica. Pues todos los datos de anteriores misiones sugieren que Marte hace unos 3.800 millones de años era un planeta dinámico, con calor interno, con un clima cálido y húmedo. Precisamente en ese momento de su historia debieron coincidir los tres ingredientes requeridos para la vida: agua liquida, moléculas orgánicas complejas y una fuente de calor. Pero ¿por qué Marte, ahora, presenta un envejecido tan prematuro?. ¿Por qué se ha diluido tanto su atmósfera?. ¿Por qué ha cesado la actividad volcánica?. ¿La niebla marciana provoca algún tipo de lluvia?. ¿Llego haber flora?. ¿Dónde está el agua que antaño debió fluir por la cuenca de sus ríos y torrenteras?. Toda una orografía fluvial que bien fotografió en 1998 la Mars Global Surveyor en los cañones de Valles Marineris. Con el Radar MARSIS (altímetro con capacidad de penetración) se precisará la composición geoquímica del subsuelo hasta una profundidad de 3 km y, así, determinar la cantidad y distribución de agua de hielo en el subsuelo marciano. Como bien anunciaron, a bombo y platillo, el equipo de la Mars Odissey en abril del 2002 cuando el espectrómetro gamma (GRS) detectó en estratos superficiales grandes concentraciones de agua (permafrost) que pudiendo contener sales disueltas como cloruros y carbonatos cálcicos, ésta podría mantenerse en estado líquido. Pero no confundamos, el agua no es garantía de vida. Aunque sí sabemos que, allí, donde encontremos agua podemos encontrar vida. También deberíamos desterrar ideas como que el oxigeno molecular y la fotosíntesis son condición necesaria para la vida. Se han descubierto formas de vida entorno a las fumarolas volcánicas submarinas a una profundidad donde no llega ningún rayo solar.

Beagle 2 por tierras marcianas

La llegada de la Mars Express con su masa de 1.100 kilos al Planeta Rojo será rápida, estimada para el próximo 20 de diciembre manteniendo una velocidad de 10.800 hm/h, de ahí, el apelativo Express. La Mars Express construida por Matra Marconi (Toulouse) también operará como un potente satélite de comunicaciones, circunvalando una orbita casi polar en un periodo de 7,5 horas. Con una vida útil de un año marciano (678 días terrestres) mantendrá un puente de comunicación y transmisión de datos entre la sonda Beagle 2 y la Tierra. El orbitador Mars Express con su antena principal de 1,8 metros de diámetro dará también cobertura a dos inminentes misiones de sondas Rover norteamericanas. Estas transmisiones por su distancia nos llegarán con un retraso de 7 minutos. Una vez que la sonda terrestre Beagle 2 se haya desprendido de su nave nodriza y descienda en paracaídas para posarse con airbag sobre Isidis Planitia, será entonces cuando empecemos aclarar si Marte dio ese prodigioso salto de la química a la bioquímica. Esta liviana y reducida sonda Beagle 2, de tan solo 30 kilos (comparada con los 200 kilos que pesaba la legendaria sonda de aterrizaje norteamericana Viking 2) ha sido diseñada y construida por las universidades británicas, Open University y Leicester University. Equipada con un sofisticado laboratorio de espectrometría para el análisis de los gases que desprende la descomposición de muestras orgánicas a alta temperatura con el fin de detectar microorganismos o cualquier materia prebiótica. También se analizará la tasa de densidad de diversos compuestos orgánicos como el metano atmosférico, la molécula orgánica más simple del carbono. La Beagle 2 dispone de un brazo robótico equipado con un miniaturizado taladro para extraer muestras del interior de las rocas para el estudio mineralógico y microfósil, si lo hubiese. Un topo de penetración extraerá muestras del subsuelo hasta una profundidad de 1,5 metros. Este brazo robótico también lleva incorporadas tres cámaras, dos de ellas para retransmitir imágenes a la Tierra con una visión panorámica de 360º, y una cámara con microscopio de alta resolución y de varias longitudes de onda.

¿Qué entendemos por vida?

No existe ningún principio conocido de la materia que diga que ésta se tenga que organizar en forma de vida. Aunque el debate continua, ¿es la vida un mero e insólito accidente cósmico? o, más bien, y según sugiere el principio antrópico es la propia evolución cósmica quien prepara el camino hacia la vida. Pues el universo es generoso y prolífico en átomos de carbono y silicio, como también, en moléculas de vapor de agua y de monóxido de carbono, todos ellos, soportes químicamente activos para la vida. Según este principio antrópico toda la evolución hacia la vida está escrita desde sus comienzos en el ADN cósmico, un complejo software que programa la materia hacia estructuras cada vez más complejas, la materia, la vida y la inteligencia. Como si de alguna forma, y en palabras del físico Freeman Dyson, "El universo sabía que nosotros íbamos a llegar. No obstante, la vida también es simplicidad, los viroides, los organismos parásitos más simples que conocemos se componen exclusivamente de ácido nucleico. Un simple y ridículo filamento de ARN que no llega a los 10.000 átomos, pero que son suficientes para orquestar la melodía de la vida.


Vida a la que definimos como un ente que separado del medio por una membrana se automantiene, autopoyesis. Es decir, un ente que metaboliza (nutriente-energía-desecho) para poder perpetuarse químicamente en su entorno y/o en ambientes fluctuantes y que, a la vez, crea la facultad de reproducirse, de replicar copias de sí mismo. Muchas veces hemos oído decir que la vida que conocemos está basada en la química del carbono por ser el compuesto simple que más cadenas de enlaces propicia y combina, consigo mismo, y con el resto de los 21 elementos atómicos que configuran la vida, favoreciendo la diversidad de moléculas orgánicas. El carbono está presente en muchos procesos vitales, desde el ciclo de la respiración hasta en la digestión de la glucosa. La vida siente predilección por los átomos de carbono. Pero, también, la vida resultaría factible sobre la base atómica del silicio. Sin duda, sabemos que, allí, donde ha surgido la vida, ésta adquiere tenacidad, capacidad de adaptarse a condiciones ambientales extremas. Mencionemos al Deinococcus radiodurans, un microorganismo que sobrevive a los efectos letales de las radiaciones ionizantes, su hábitat los tanques de refrigeración de las centrales nucleares. Al igual que los microorganismos que viven en aguas con alta concentración de metales pesados y con un pH 2 de acidez, y gustan de comer metales como azufre y cobre, en las aguas de Riotinto (Huelva). En palabras de la microbióloga Penny Boston, "La vida es una fuerza tan poderosa que donde la buscas la encuentras".

Darwin, una época de inmovilismo.

Carta de Charles Darwin dirigida al obispo del Condado de Kent (Inglaterra), en 1864 ".. considero excesivas sus criticas y su ensañamiento hacia mi persona por innovadora teoría de la evolución. Tan sólo es mi intención recordarle que la evolución y la mutabilidad de las especies no es sólo una teoría sino un hecho común a toda naturaleza viva y que tanto he podido constatar como naturalista durante mi singladura en el HMS Beagle por el hemisferio austral. Queramos o no, también los humanos hemos sido fruto de una lenta evolución, sufriendo una salvaje selección natural para obtener una mejor adaptabilidad al medio y, así, trasmitirla a nuestra herencia. Postulados éstos que también comparte mi amigo Russel Wallace. Sin ningún mal gusto, su eminencia debería reflexionar sobre la obra pictórica religiosa -Adán y Eva- que pintó Alberto Durero en 1543, donde este pintor renacentista alemán inconscientemente, tal vez producto de nuestra inherente evolución, olvidó ocultar los ombligos a los primeros padres de la humanidad que según reza el Libro del Génesis no fueron concebidos por ningún útero materno sino creados por designio y diseño divino. No sé si esta pifia pictórica del siglo XVI en donde a Adán y Eva tanto se les evidenciaba su procedencia uterina llegó a provocar desmanes teológicos sobre el creacionismo divino. A mí, tan solo me queda decirle a su eminencia que de todos los castigos divinos que se me quieren imponer por contradecir las Sagradas Escrituras sólo le pido a Dios que nunca me inflija con la ignorancia".

Bibliografía:
-David. Serquera Peyró "Vida en otros planetas", Huygens 30 (2001)
-Ángel Ferrer, Mars Odissey: ¡Hay agua en Marte!, Huygens 38 (2002)
-Joel Achenbach, "Vida más allá de la Tierra", National Geographic, (Enero 2000)
-Carl Sagan. COSMOS, -Una voz en la fuga cósmica-. Editorial Planeta 1980

El último párrafo, "Darwin, una época de inmovilismo", tal carta no es ningún manuscrito de C. Darwin, sino una ficción literaria del autor.

Internet:
http://sci.esa.int/marsexpress/
www.beagle2.com
www.beagle2.open.ac.uk/

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