ECUACIÓN DRAKE:

UNA EVOLUCIÓN INTELIGENTE

Por Emilio Arias

En 1961 el astrónomo Frank Drake planteó la ecuación que calculaba, para nuestra galaxia, el numero potencial de planetas con vida tecnológicamente avanzada y con capacidad para comunicarse interestelarmente. Han pasado casi 40 años y ni el ambicioso programa SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligence), ni los posteriores Proyectos Phoenix y Ozma han sido capaces de detectar señal radioeléctrica codificada de civilizaciones extraterrestres. ¿Sintonizan mal nuestros radiotelescopios o el origen de la vida y su evolución son un hecho raro y muy poco probables en el universo?.

N* X fSol X fp X ne  X fL  X fi X fc  X L = Ncivilizaciones

Complejo Radiotelescópico VLA en Socorro, Nuevo Méjico. Desde aquí se han auscultado zonas profundas de nuestro universo.

 

Esta es la famosa ecuación teórica de ocho factores de Frank Drake, un científico estadounidense que en 1960 realizó la primer búsqueda sistemática de señales de radio de procedencia extraterrestre. Esta formulación que él mismo la compuso como un divertimento, hoy continua estando en los manuales de astronomía y astrobiología. Drake con su subjetiva ecuación estimó unas 10.000 civilizaciones tecnológicas esparcidas por toda nuestra galaxia, la Vía Láctea. La investigación sobre vida extraterrestre es, en cierto sentido, una búsqueda de limitaciones, una búsqueda de aquellos factores que limitan e impiden la aparición de vida o la evolución de organismos complejos. Quizá, mientras usted esté leyendo este artículo, haya en otro mundo un ser inteligente muy distinto de nosotros que desde su cielo nocturno esté contemplando distraídamente una pequeña e insignificante estrella que nosotros llamamos Sol y acaricie, sólo por un momento, una atrevida y común especulación.

Los factores de la ecuación

Factor NT, es el único factor conocido y representa el numero total de estrellas de nuestra galaxia estimado en la horquilla más alta en 400.000 millones de estrellas aproximadamente. Factor F sol, hace referencia a la fracción de estas estrellas que son de tipo solar. Es decir, nuestro Sol es de clase estelar G2, estrellas de reducido volumen y de proceso lento en la combustión de hidrogeno, por lo que son energéticamente muy estables y las más longevas para proporcionar el tiempo suficiente para que pueda emerger y evolucionar la vida en un planeta. Factor Fp, es la fracción de estrellas que poseen planetas. Desde 1995 los astrónomos han detectado al menos 22 planetas orbitando alrededor de otras estrellas. Factor Ne, donde se contabilizan los posibles planetas no gaseosos similares a la Tierra. La masa debería ser como mínimo similar a la de la Tierra para retener la atmósfera. La distancia planeta-estrella es fundamental, pues los planetas muy cercanos a la estrella tienden a padecer rotación capturada, donde el desfase térmico en ambos hemisferios resulta inhóspito para la vida. El planeta tiene que estar situado en una órbita habitable, a una distancia adecuada del Sol, ni demasiado caliente ni demasiado fría, para que en la superficie del planeta abunde el agua en estado líquido. Una atmósfera estable y agua líquida son buenos soportes para que se inicien los procesos biológicos de la vida que requieren una franja térmica situada entre los –30 ºC y 80 ºC. En nuestro sistema solar la zona potencialmente habitable se sitúa entre la órbita de la Tierra y la de Marte. Aunque si existen dos grandes satélites muy distantes del Sol que por ciertas condiciones son posibles candidatos a hospedar algún tipo de vida por muy primitiva que ésta sea. Europa, porque debajo de su corteza de hielo puede albergar agua líquida y Titán, porque su atmósfera posee moléculas orgánicas como el metano.

Los factores más especulativos

Factor Fl, es la fracción de planetas que han desarrollado vida. Aunque la vida es difícil definirla en términos absolutos, si podemos decir que la vida es todo aquello que tiene capacidad de reproducirse. El origen de la vida, incluso en nuestro planeta, continúa siendo un misterio difícil de desvelar. Pues no hay ningún principio conocido de la materia que diga que ésta se tenga que organizar en forma de vida. Pero a favor hay que decir que en el universo abundan los ingredientes de la vida, como las moléculas de carbono prebiológicas, el hidrógeno, el nitrógeno, el oxigeno y las moléculas de agua. Dentro de este factor se produce el salto de la química a la bioquímica, ese raro accidente donde una unidad colectiva de moléculas orgánicas empieza hacer copias de sí misma gracias al complejo software de los ácidos nucleicos.

Factor Fi, es la fracción de planetas en donde ha surgido la vida y se ha dispuesto de tiempo suficiente para que algunos organismos desarrollen la inteligencia. En la Tierra, con unos mil millones de especies, la inteligencia superior se ha producido solo en una ocasión. La probabilidad es de uno en mil millones. Pero veámoslo del lado opuesto: en el único planeta que sabemos que hay vida ha aparecido la inteligencia. La probabilidad es de uno a uno. Por tanto, este es el factor de interpretación más relativo y discutido de la ecuación. El paleontólogo Andy Knoll opina que la inteligencia va asociada a la aparición de estructuras que permiten a los animales percibir y entender su entorno como también la búsqueda de alimento, dice: “Cuando vemos bichitos en busca de alimento, en algún momento puede aparecer la inteligencia”.

Factor Fc, aquí contabilizamos a las criaturas inteligentes y comunicativas con tecnología suficiente para enviar señales que nos expliquen su historia. Recuerdo a Carl Sagan cuando irónicamente sugería la existencia de una civilización tecnológica muy avanzada que se veía obligada a sacar con ruedas los radiotelescopios de su Museo de Tecnología Antigua para conseguir descifrar nuestros mensajes y comunicarse. 

 El inquietante factor L

La longevidad o probabilidad de supervivencia de las civilizaciones es el último factor de la ecuación de Drake. No está claro que un cerebro desarrollado como el nuestro sea necesariamente una ventaja a largo plazo. Construimos bombas de destrucción masiva, envenenamos las aguas, contaminamos la atmósfera. El primer objetivo de cualquier especie es el de perpetuarse en el tiempo. Pero aparte de una hipotética autodestrucción, también hay que contabilizar dentro del factor L la probabilidad (o periodicidad) de una catástrofe global ajena a los seres inteligentes, como el impacto de un cometa o asteroide sobre el planeta. Recordemos que hace 65 millones de años el impacto de un meteorito provocó en la Tierra la extinción del genero de los saurios, el grupo de especies más desarrollado en ese tiempo. Hoy sabemos con bastante certeza que este cuerpo extraterrestre colisionó al Norte de la península del Yucatán (México). 

El bioquímico Joan Oró

Este doctor catalán de 77 años que aún imparte clases en la Universidad Houston, sigue siendo toda una autoridad en la disciplina astrobiologica sobre el origen de la vida. En la década de los 60, este científico ya especuló que los componentes prebiológicos primordiales para la vida pudieran ser de procedencia cometária. La Tierra se formó hace unos 4.500 millones de años y en sus primeros tiempos estuvo sometida a una violenta lluvia de asteroides i cometas, se estima que éstos últimos aportaron el 80 % del agua de los océanos. En 1986 la sonda espacial Giotto, en su aproximación al núcleo gélido del cometa Halley, confirmó la presencia de moléculas orgánicas como agua (hielo), metano, amoniaco, moléculas de carbono y los tan imprescindibles aminoácidos para esta papilla vital. Decir también que Joan Oró con los factores de la ecuación de Drake estimó tan solo 100 civilizaciones inteligentes esparcidas por nuestra galaxia.

En la Tierra, la vida y su evolución está basada en el carbono, es decir, el soporte básico de la vida son las moléculas de carbono, pero también se especula sobre una evolución alterna basada en el silicio. Si rebobináramos la cinta de nuestra evolución y se volviera a poner de nuevo, la segunda vez el resultado sería un ser muy distinto al humano. Como bien dijo Charles Darwin: “En otros mundos podrá haber seres muy evolucionados pero nunca encontrareis humanos”. Aunque si es casi seguro que los seres inteligentes deben disponer de apéndices para la locomoción y la fabricación de herramientas, como también es lógico que todos los órganos sensoriales se localicen muy cerca de un cerebro grande y complejo. La vida además de ser adaptable y tenaz, es quizá por naturaleza más inventiva que nosotros.

La socarrona visión de Enrico Fermi

No todos los científicos están de acuerdo con la ecuación Drake y sus estimaciones. El conocido físico, Enrico Fermi, planteaba a sus colegas: “Si hay tantas civilizaciones avanzadas ahí fuera, ¿dónde está todo el mundo?”. La conclusión de la paradoja de Fermi: estamos solos.

 

Josep Emili Arias