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Nº 36
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Un Misterio en el centro de la Galaxia

Por Tony Phillips

9 mar 2002 - Los astrónomos han descubierto que el centro de nuestra Vía Láctea aloja un agujero negro buscado por mucho tiempo. El hallazgo, sin embargo, ha generado aún más interrogantes.

En las historias de detectives de mayor suspenso, el misterio se hace más profundo conforme la trama revela nuevas pistas. Y lo mismo les ha pasado en la vida real a los astrofísicos que investigan el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. Ellos esperaban que el Observatorio de rayos-X Chandra (Chandra X-ray Observatory) de la NASA revelase la existencia, sospechada desde tiempo atrás, de un agujero negro -- y en realidad así lo hizo. Pero las revelaciones del Chandra han generado nuevas preguntas que ahora desconciertan a los científicos tal vez más que antes.

Un agujero negro es un objeto tan masivo y tan compacto a la vez que ni siquiera la misma luz puede escapar a su exorbitante gravedad. Por décadas, los científicos han argumentado que las estrellas gigantes (aquellas cuya masa es al menos 10 veces más grande que la de nuestro Sol) normalmente tienden a concluir sus vidas como supernovas -- explosiones catastróficas que dispersan materia a años luz de distancia a través del espacio interestelar, dejando atrás solamente un residuo denso de la estrella original. Si el residuo excede unas 3 masas solares, se convertirá en un agujero negro.

En 1974, el astrónomo británico Sir Martin Rees propuso que los agujeros negros supermasivos -- aquellos con masas de un millón e incluso de mil millones de masas solares -- podrían existir en los centros de algunas galaxias. Las galaxias que él imaginaba poseían núcleos (centros) increíblemente activos, que brillaban con la intensidad de 30 mil millones de soles. Estos núcleos brillaban, titilando de manera inestable, en todas las longitudes de onda, desde el radio hasta los rayos gamma, y expelían poderosos chorros de partículas cargadas hacia el espacio. Rees concluyó que la fuente de tales disturbios eran agujeros negros devorando materia.

"No podemos imaginarnos de qué otra manera estos núcleos activos de galaxias (que se abrevia en español como NAGs ó como AGNs por las siglas inglesas de Active Galactic Nuclei) podrían emitir tanta energía", dice Donald Kniffen, científico del programa Chandra de la Oficina de Ciencias del Espacio (Office of Space Science) en las Oficinas Centrales de NASA. "La única teoría aceptada es la de los agujeros negros". Mas aún, ya empieza a pensarse que las galaxias activas no son las únicas que podrían alojar a tales "monstruos en su centro". Las galaxias ordinarias como la Vía Láctea también los poseen.

En 1974, mientras Rees aún se encontraba especulando acerca de los agujeros negros en los centros de las galaxias activas, los radio astrónomos norteamericanos Bruce Balick y Robert Brown se encontraban observando el relativamente silencioso centro de nuestra propia galaxia. Allí ellos descubrieron una fuente de radio compacta y variable que se parecía mucho a un quasar débil -- un tipo de NAG lejano que los astrónomos normalmente encuentran cerca del límite del Universo observable. Pero este objeto se hallaba a "tan solo" 26,000 años luz de distancia, ¡en nuestro propio patio trasero cósmico! Debido a que parecía encontrarse dentro de una fuente de radio grande y extensa a la que ya se conocía como Sagitario A, la llamaron Sagitario A* (que se pronuncia "Sagitario-A estrella").

Durante las dos últimas décadas, los astrofísicos han observado laboriosamente a Sagitario A* en longitudes de onda de radio, óptico y cercano-infrarrojo. La enorme velocidad (hasta de 1400 km por segundo) del gas y las estrellas arremolinándose alrededor del centro de la Vía Láctea, comenzaron a convencerlos de que algo pequeño pero masivo -- unos 2.6 millones de masas solares -- se hallaba oculto en el centro de nuestra galaxia. ¿Era acaso un agujero negro supermasivo, o tan sólo millones de estrellas más o menos ordinarias y densamente agrupadas?

Solamente las observaciones de rayos-X podrían suministrar la evidencia definitiva -- por dos razones -- porque los rayos-X son el característico último grito silencioso de la materia cuando es finalmente engullida para siempre por un agujero negro, y porque solamente los rayos-X pueden penetrar la densa capa de gas y polvo que oscurece nuestra vista del centro galáctico. De este modo, se inició una carrera para ser el primero en detectar la fuente de rayos-X de Sagitario A*

Sólo unos meses después de su lanzamiento, en julio de 1999, Chandra tuvo éxito. El "Gran Observatorio" había logrado localizar una fuente de rayos-X que coincidía con Sagitario A*. Los astrofísicos, anunciando sus descubrimientos en enero del 2000, se encontraban muy entusiasmados por esta evidencia directa de un agujero negro supermasivo en el núcleo de la Vía Láctea. Solo que en medio de la euforia existia un problema: los rayos-X observados tenían sólo una quinta parte de la intensidad prevista por la teoría. En otras palabras, Sagitario A* era débil -- lo cual era extraño, puesto que los núcleos activos de las galaxias son siempre tan brillantes.

¿Qué significado podría tener esta discrepancia?

Observaciones posteriores en radio y rayos-X condujeron a los astrónomos a una posible respuesta: Diez mil años atrás una supernova explotó muy cerca de Sagitario A*. Los gases que se expandieron rápidamente barrieron mucho del gas y el polvo interestelar, impidiendo que el material local cayera dentro del agujero negro supermasivo de la Vía Láctea, y por lo tanto, dejándolo "hambriento". La disminución de la cantidad de material cayendo dentro del agujero negro, resultó en una menor emisión de rayos-X.

Sin embargo, algo de material continúa cayendo. En el año 2001, justo antes de la llegada del ojo vigilante del Chandra, Sagitario A* aumentó repentinamente su brillo. En cuestión de minutos llego a tener 45 veces su intensidad normal. Y entonces, unas tres horas más tarde, volvió a desvanecerse hasta el nivel previo a la llamarada. ¡La energía liberada correspondía al agujero negro engullendo de repente un trozo de materia con la masa de un cometa o asteroide! Mas aún, por la forma específica en que los rayos-X se intensificaron y se desvanecieron, los astrofísicos calcularon que Sagitario A* tiene apenas unos 15 millones de kilómetros de diámetro -- menos de la cuarta parte del diámetro de la órbita alrededor del Sol del planeta Mercurio. Esta evidencia por observación directa de su pequeño tamaño, comparado con su enorme masa, parece concordar muy bien con el modelo de un agujero negro supermasivo.

Aún así, el misterio clave sigue sin ser resuelto: ¿De donde vino el agujero negro supermasivo de la Vía Láctea? Y en general, ¿de dónde se origina cualquier agujero negro supermasivo?

"Estas son excelentes preguntas", declara Kniffen. "Los científicos siguen rompiéndose la cabeza con esto. Una idea es que los agujeros negros supermasivos se formaron cuando las galaxias aparecieron originalmente. Otra es que un agujero negro de masa estelar pudo empezar a acumular material y creció hasta volverse supermasivo. Una tercera posibilidad es que los agujeros negros supermasivos nacen a partir de grupos de agujeros negros más pequeños que se fusionan. O tal vez es otra cosa completamente diferente.

Recientemente Chandra podría haber descubierto una conexión importante entre agujeros negros de masa estelar y los supermasivos: un agujero negro de 500 masas solares en la cercana e irregular galaxia M82 en la constelación de la Osa Mayor. Pero esto es también desconcertante, ya que el agujero negro ¡no está centrado en el núcleo de M82! ¿Será que el agujero negro eventualmente se hundirá en el centro de M82 y crecerá hasta convertirse en supermasivo? Nadie lo sabe.

Y de esta manera, el misterio continúa. En cada vuelta, otra pista más aparece; algunas preguntas tienen respuesta, pero otras toman su lugar. "Estamos apenas tocando la superficie de este tema", dice Kniffen. Si Sherlock Holmes fuera un astrónomo...

Fuente: Infoastro

Vendedores de estrellas

Por Marcos Pérez

9 mar 2002 - Desde 1979 una oscura empresa estadounidense cuyo nombre es mejor no mencionar ha vendido un millón de estrellas a poco menos de diez mil pesetas la pieza.

Desde 1979 una oscura empresa estadounidense cuyo nombre es mejor no mencionar ha vendido un millón de estrellas a poco menos de diez mil pesetas la pieza. Por este módico precio, la empresa X envía un certificado garantizando que una determinada estrella será conocida en adelante con el nombre que hayamos elegido para ella. Se trata de un negocio redondo que ha generado unos ingresos cercanos a los diez mil millones de pesetas (unos 60 millones de euros) con una inversión que apenas supera el coste de dos mil paquetes de folios y los correspondientes gastos de correo. Las expectativas son tan buenas que a la empresa X ya le ha surgido competencia por parte de las empresas Y y Z, aunque al menos  por el momento ello no haya supuesto una rebaja en los precios.

Galileo fue el primer ser humano en comprobar con sus propios ojos que en el cielo hay más estrellas de las que se ven a simple vista. Con su pequeño telescopio también descubrió que el planeta Júpiter posee un sistema propio de lunas orbitando a su alrededor, lo que suponía una prueba más a favor del modelo heliocéntrico de Copérnico. Deseoso de abandonar Venecia y ser admitido en el prestigioso mundo académico florentino, Galileo no dudó en bautizar los nuevos satélites con el nombre de "Estrellas Mediceas" y ofrecerlas a mayor gloria de Cosme de Medici, Gran Duque de la Toscana, quien aceptó encantado el regalo y la presencia del científico en su corte.

Pero la actual venta de estrellas, caras o baratas, no deja de ser un timo. Por una parte sólo podemos observar a simple vista unas seis mil estrellas, lo que implica que el coste real de nuestra adquisición se dispara si consideramos lo que cuesta el telescopio que debemos comprar para disfrutar de ella. Aún resulta más incómoda la certeza de que varios cientos de incautos podrían estar compartiendo estrella en una especie de indeseada y fraudulenta multipropiedad cósmica. Por otra parte, sólo nuestra galaxia contiene unos ciento cincuenta mil millones de estrellas, que repartidas entre los seis mil millones de humanos que viven en nuestro planeta tocarían a unas veinticinco por cabeza, una oferta que supera con creces la más optimista de las demandas. Y por si ni fuera suficiente, los tratados internacionales reconocen que el control de la nomenclatura astronómica recae en exclusiva sobre la Unión Astronómica Internacional. Desde su fundación en 1919 la UAI ha fijado criterios para racionalizar los nombres de los objetos del cielo, y el trabajo está muy avanzado en cuanto a la clasificación para los cuerpos del Sistema Solar. Así, todos los cráteres de Mercurio llevan nombres de artistas fallecidos, mientras que en la Luna se recurre a intelectuales y científicos (si los cráteres son grandes) o a nombres comunes de persona (si son pequeños). Estas normas dan pie a interesantes homenajes. Por ejemplo, todos los accidentes geográficos de Venus llevan nombres femeninos excepto la cadena montañosa más alta del planeta, bautizada en honor a J. C. Maxwell,  quien por descubrir las leyes del electromagnetismo disfruta  del privilegio de ser el único varón en el gineceo extraterrestre del planeta vecino.

Sin embargo, la nomenclatura de las estrellas es mucho menos estricta. La más brillante del cúmulo de las Pléyades es conocida popularmente como Alcyone, aunque según el catálogo donde la busquemos, podemos encontrarla como Eta Tauri,  25 Tauri (catálogo Flamsteed) o SAO 76199 (catálogo del Smithsonian Astronomic Observatory). Es precisamente esta indefinición la que deja un resquicio a la venta de estrellas: nada impide crear un nuevo catálogo en el que cada astro figure con el nombre arbitrario que queramos adjudicarle.

La venta de estrellas se quedaría en mera anécdota de no ser porque las empresas que la practican han comenzado a demandarse entre ellas y a las instituciones científicas cuyos miembros hacen pública su opinión sobre esta peculiar estafa. Dado el peligro que entrañan estos absurdos pleitos a quemarropa, la denuncia pública de estas prácticas se concentra ahora en páginas de Internet o artículos como el que están leyendo. Como no podía ser de otra forma, éste acaba con una invitación explícita a transgredir las leyes (al menos las de la UAI). Salgan al campo, disfruten del firmamento y no se priven de bautizar como les plazca las estrellas que más les gusten.

Artículo publicado en el sumplemento Milenio de ciencia y tecnología del Heraldo de Aragón.
Fuente: Infoastro
 

Saturno, desde el VLT

Por Ángel R. López Sánchez

9 mar 2002 - El complejo VLT (Very Large Telescope) prosigue proporcionando excelentes imágenes. Como ejemplo, mostramos la fotografía que se obtuvo de Saturno el pasado diciembre, usando técnicas de óptica adaptativa.

Esta extraordinaria imagen de Saturno se obtuvo con el telescopio Yepun, uno de los cuatro que forman el complejo VLT (Very Large Telescope) del Observatorio Austral Europeo en el Monte Paranal, en Chile, el 8 de diciembre del año pasado. Se usó el instrumento NAOS-CONICA de óptica adaptativa, que realizó dos imágenes en cada uno de los filtros H (1,6 micrómetros) y K (2,2 micrómetros) del infrarrojo cercano, y posteriormente se fundieron en la fotografía que se muestra. La imagen muestra con claridad la estructura en bandas de la atmósfera del planeta, así como las divisiones más importantes de los anillos. Incluso se puede observar uno de los satélites, Tethys, como un débil punto de luz bajo el polo sur del planeta (para inferior de la imagen). Precisamente, Tethys se usó para reenfocar continuamente la observación mediante las técnicas de la óptica adaptativa. Saturno estaba a 1209 millones de kilómetros de la Tierra.

En el momento de realizar las observaciones, la inclinación de los anillos de Saturno con respecto a al visual desde la Tierra es la mayor que se puede tener, por lo que se pudo observar la zona del polo sur de Saturno, que normalmente está escondida tras los anillos. Incluso cuando la sonda Voyager pasó junto a este planeta en 1986 tampoco pudo fotografiar esta zona, pues se encontraba en la cara nocturna.

La mancha oscura cerca del polo sur es una estructura que mide alrededor de 300 km de largo, y sólo ha podido observarse en luz visible desde el observatorio de Pic du Midi, en los Pirineos franceses, siendo esta imagen del VLT la primera en infrarrojo. Por el contrario, la mancha brillante cercana al ecuador es una tormenta gigante que se ha podido ir siguiendo en la atmósfera durante los últimos cinco años.

Esta fotografía puede ser la mejor obtenida desde un telescopio terrestre que muestre el sistema de anillos. Muchas estructuras son visibles, destacando las secciones principales de los anillos: la región central (la denominada C), en la imagen bastante oscura; la región intermedia, B, relativamente brillante; y la región exterior, A. Entre esta región y la B encontramos la famosa división de Cassini, la estructura que mejor se distingue con telescopio de aficionado. En el filo exterior de la región A también se aprecia la división de Encke, y en la región C se encuentra la división de Colombo. Además, se pueden observar muchos anillos más débiles, sobre todo en la región C.

La observación fue particularmente difícil debido al movimiento del planeta durante la exposición. Para conseguir las mejores imágenes, se usó el sistema de óptica adaptativa de NAOS sobre la luna Thetys, mientras que se fijaba el disco de Saturno sobre el detector infrarrojo CONICA, compensándose a la vez los movimientos diferenciales de ambos cuerpos.

Fuente: Infoastro

2002 EA: Crónica del descubrimiento de un asteroide peligroso

Por Rafael Ferrando

15 mar 2002 - Rafael Ferrando, español que descubrió hace un par de semanas uno de los pocos asteroides cercanos a la Tierra capturados por un astrónomo aficionado, relata los detalles de su odisea.

El 2 de marzo de 2002, como es habitual en las noches de observación, me preparé para tomar exposiciones de varios cometas, supernovas y asteroides con mi telescopio LX-200 de 12 pulgadas (30 cm) y mi CCD ST9-E. Tras tomar algunas imágenes de varios cometas (P/2001 TU80 (LINEAR-NEAT), C/2002 C2 (LINEAR), y C/2001 C1 (Ikeya-Zhang) y de la supenova Sn 2002ap, comencé a tomar mediciones de recuperación de los asteroides que tuvieron pocos días de arco de observación en su primera oposición. Este trabajo es muy importante, porque muchos de estos asteroides se perderían si no se pudieran recuperar en su segunda oposición, y entonces su órbita no quedaría bien determinada.

El primer campo que observé fue el del 2000 QW65, un objeto del cinturón principal observado en un arco de 2 meses en 2000. Este campo también incluía dos asteroides numerados: el poco observado 1912 (Annubis) y el asteroide sin nombrar 5480 (1989 YK8).

En este campo vislumbré un débil rastro. Aunque puede que sólo fuera ruido en el CCD, también cabía la posibilidad de que pudiera ser un NEO, así que tomé otra exposición. Cuando apareció esta segunda exposición, cotejé las dos para ver si el misterioso objeto reaparecía y si se movía entre las dos imágenes. Haciendo esto pareció posible que pudiera ser un NEO, así que tomé dos exposiciones más.

Mientras las hacía, consulté el ordenador del Centro de Planetas Menores (MPC) y descubrí que no había ningún NEO conocido en esa posición. Al encontrarme con esto, el corazón se me subió a la boca y mi pulso se aceleró. Consciente de la importancia potencial del descubrimiento, obtuve la astrometría de las exposiciones y las envié al MPC. En segundos, el MPC contestó pidiéndome que siguiera a este objeto tanto como me fuera posible, ya que parecía ser un NEO.

La página de confirmación de NEOs del MPC generó automáticamente un anuncio con las posiciones que yo había proporcionado, pidiendo confirmación a otros observatorios. Al mismo tiempo, contacté con mi colega, Pepe Manteca, en Begues (Código UAI de Obs. 170), y enviamos una notificación urgente a la lista de correo de observadores de cometas de habla española llamada Cometas_Obs con la esperanza de que otro observatorio español pudiera confirmarlo, aunque el mal tiempo en la mayor parte de España lo hacía parecer improbable.

Pude seguir el objeto desde mi observatorio durante casi 5 horas, aunque comenzaron a aparecer niebla y nubes, y el objeto se hizo difícil de observar. Cada exposición que salía del CCD se medía y enviaba al MPC.

La primera exposición que mostraba el objeto fue tomada a las 21:46UT, y el MPC fue alertado justo a las 21:51UT. Cuando paré de observar - la última observación útil salió del CCD a las 01:12UT - y envié el último conjunto de mediciones, pude echarle un vistazo a la Página de Confirmación de NEOs y vi que el Observatorio Ondrejoz de la República Checa había presentado cuatro mediciones que comenzaban a las 00:32UT, menos de 3 horas después de mi parte inicial. El objeto estaba confirmado. Esto me permitió dormir mejor, ¡porque necesitaba unas cuantas horas de descanso!

Esperaba que el tiempo mejorara y que la noche del domingo pudiera recuperarlo. Sin embargo, la suerte no estuvo conmigo - estuvo nublado y no pude observar.  Sin embargo, esa noche, observadores de todo el mundo pudieron observar, entre ellos el Observatorio Astronómico de Mallorca (OAM), en la isla mediterránea de Mallorca, bastante cerca de mi propio observatorio y uno de los equipos alertados por el mensaje de correo de la noche anterior.

Con dos noches de observaciones, se le pudo calcular una órbita provisional y asignarle una designación (2002 EA). Se descubrió que el 2002 EA era un asteroide Apollo, uno que cruza la órbita de la Tierra y por tanto uno de la clase de NEOs potencialmente más peligrosos. Con un albedo del 15%, será de unos 130 metros de largo y pasará por detrás de la Tierra a unos 8,5 millones de kilómetros de distancia el 15 de marzo.

Rafael Ferrando es responsable del Observatorio Pla D'Arguines (Código UAI de Obs. 941), situado en Castellón (España).

Nota Aclaratoria: Este texto es básicamente una traducción de los comentarios de Rafael Ferrando sobre el descubrimiento. Sin embargo, he recibido autorización de él para hacer los cambios necesarios. Éstos han incluído añadir detalles y antecedentes adicionales para hacer al texto más legible (Mark Kidger).

Mark Kidger (IAC): Leyendo las notas del descubrimiento del 2002 EA por Rafael Ferrando creo que la gente estará de acuerdo en que es una demostración espléndida de lo bien que maneja el sistema estos descubrimientos, y de lo sorprendentemente rápido que todo funcionó incluso en una noche de sábado.

A pesar del hecho de que hay programas sorprendentemente eficientes como el LINEAR, NEAT y LONEOS en el Hemisferio Norte, algunos objetos de un brillo significativo siguen colándose por la red. En este caso, el objeto ha sido descubierto sólo dos semanas antes de un encuentro (bastante) cercano - aunque es 20 veces la distancia de la Luna.

Como podrán ver los lectores, éste ha sido un descubrimiento por pura casualidad: resultó que el objeto estaba pasando cerca de otro asteroide que el astrónomo quería observar y Rafael Ferrando resulta ser una de las pocas personas que puede reconocer un rastro muy débil (aunque está señalado en las imágenes del descubrimiento, yo difícilmente puedo verlo en mi terminal), darse cuenta de que es un NEO que necesita más observación, y ser capaz de abreviar todos los resultados necesarios en línea. Esto sugiere que bien puede haber otros asteroides que se nos cuelan porque no son reconocidos - quizá a alguno de tus corresponsales de la comunidad NEO le gustaría comentar las implicaciones para las estadísticas del descubrimiento.

Fuente: Infoastro

Congreso 'Comunicación de la Astronomía'

Por Ángel R. López Sánchez

5 mar 2002 - Entre le 25 de febrero y el 1 de marzo del presente año ha tenido lugar en el Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna (Tenerife) el congreso internacional Communicating Astronomy (Divulgación de la Astronomía).

Este congreso ha sido organizado por el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y en él se han reunido más de 60 expertos en divulgación, enseñanza, difusión y publicación de la Astronomía.

El congreso ha sido punto de unión entre astrofísicos, astrónomos aficionados, escritores, editores, divulgadores científicos y productores de televisión, dividiéndose los contenidos en varias sesiones: artículos y boletines profesionales, publicación de libros académicos, educación de la Astronomía, Astronomía popular y Astronomía en los medios de comunicación. El congreso concluyó con una conferencia pública sobre la búsqueda de vida extraterrestre.

Educación de la Astronomía

Una de las sesiones del congreso estuvo dedicada a la educación. Se insistió en la colaboración entre profesores, investigadores y estudiantes, y se trataron técnicas de enseñanza de la Astronomía. Una de las mayores ventajas de esta Ciencia es que es multidisciplinar, y se tocan conceptos de física, química, biología, geología, tecnología, historia, informática, etcétera, por lo que se recomiendan proyectos que abarquen varias disciplinas. No hay que olvidar que detrás de la observación de las estrellas tenemos la búsqueda de preguntas más transcendentales como ¿dónde estamos?, o ¿de dónde venimos?, y que es una de las causas de la atracción que pueden tener los estudiantes a la Astronomía.

No se olvidaron cómo el uso de Internet puede ampliar los horizontes de la educación astronómica. Existen proyectos en los que los propios estudiantes pueden pedir observaciones a telescopios profesionales habilitados a tal efecto (como ocurre en algunos centros del Reino Unido) o incluso, asesorados por profesionales, los propios estudiantes realizan las observaciones (como ocurre en Australia, donde no son pocos los centros que participan en el análisis de señales de radio astronómicas, algo que proporciona a los chavales una buena base en el caso de dedicarse a la Astronomía o a las Comunicaciones en su futuro profesional).

Una de las ponencias más destacadas en esta sesión corrió a cargo de Miquel Serra, quien comentó cómo se llevó el programa Leonidas 1999 por el IAC, en el que participaron cerca de 1500 estudiantes de secundaria y bachillerato españoles para conseguir la curva de actividad de la tormenta de las Leonidas. El proyecto fue un éxito rotundo, gracias también al excelente guión de prácticas que realizaron Luis Bellot y David Martínez junto al ponente.

Una de las conclusiones a la que se llegó fue el hecho de que la enseñanza de este tipo de conceptos en muchas ocasiones llega mejor si se realiza de manera más informar, e involucrando a los jóvenes en diversas actividades prácticas, algunas tan sencillas como puede ser el conteo de estrellas para evaluar las nefastas consecuencias de la contaminación lumínica.

Sin embargo, en este punto, estoy en desacuerdo con un comentario que se realizó durante la sesión, puesto que daba a entender cierta derrota bajo los efectos de la pérdida del cielo nocturno por las luces parásitas: aprender astronomía sólo a través del ordenador, que es como se empieza a hacer en las grandes ciudades, y sin hacer que los estudiantes miren hacia arriba de noche. La contemplación de un cielo nocturno completamente oscuro, aunque sea sin telescopio, es uno de los mayores espectáculos que nos puede ofrecer la Naturaleza, y no debemos perderlo.

Textos de Astronomía

Aunque la divulgación astronómica sea vital para atraer a nuevos estudiantes al mundo de la investigación, también son importantes los libros de texto, en todos sus niveles educativos: desde la enseñanza primaria a la universidad. Así, también el congreso trató el examen de la calidad de los contenidos de estos libros de texto.

Para muchos de los jóvenes del congreso, fue un verdadero placer contar con la presencia de Jay Pasachoff entre los asistentes, puesto que alguno de nosotros hemos crecido en el mundo de la Astronomía con el libro que escribió, hace ya más de quince años, junto con Donald Menzel: Guía de Campo de las estrellas y los planetas, de los Hemisferios Norte y Sur. Pasachoff discutió en su ponencia algunos aspectos importantes a tener en cuenta al realizar libros tanto de divulgación como de texto, presentándonos sus trabajos más recientes, y la nueva edición del libro antes citado.

Astronomía Popular

Si ya se indicaron algunos aspectos educativos de la Astronomía, nos encontramos a veces con problemas parecidos a la hora de divulgar la Astronomía a gente de todas las edades. Heather Couper impartió una curiosa ponencia en donde explicaba que, tanto en televisión como en libros, lo que más le gustaba a la gente eran los programas del corazón y los libros biográficos, esto es, los cotilleos varios. Puede que una de las formas en las que se puede llegar a explicar con más impacto los temas astrofísicos es enfatizando el factor humano de los descubrimientos, desarrollos e investigaciones científicas. Es más ameno y se llega mejor al público si se comenta cómo cierto científico ha ido desarrollando su teoría. Couper mostró algunos video de ejemplo, realmente interesante, pues conjugaban muy bien la persona del astrofísico y su estudio profesional (a veces, también personal) junto con una música muy animosa y espectaculares efectos de video.

Javier Méndez y Robert Greimel, del grupo ING (Isaac Group of Telescopes), de La Palma, también ofrecieron una ponencia sobre las actividades divulgativas que llevan a cabo en el observatorio, proporcionado estadísticas de las personas que suelen ir a visitar el centro y de las preguntas curiosas que a veces llegan a hacer.

Por parte del IAC, Begoña López explicó las diversas actividades que este centro realiza para la divulgación y enseñanza de la Astronomía, tanto en el propio Instituto como en los observatorios del Teide y del Roque de los Muchachos, así como las diversas campañas realizadas por Internet. Este tema fue tratado con más profundidad por Mark Kidger, quien también enfatizó su colaboración con astrónomos aficionados españoles, y explicó el funcionamiento de la lista de correo electrónico de cometas y meteoros, indicando la gran aceptación y éxito que está teniendo, puesto que algunos astrónomos aficionados están desarrollando ya técnicas casi profesionales, y no se debería desperdiciar la oportunidad de continuar y ampliar estas relaciones. Javier Díaz Castro contó la evolución de la lucha contra la contaminación lumínica en Canarias desde que se promulgó la Ley de Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del IAC

Dentro de las sesiones de Astronomía Popular, también se hizo un resumen de las asociaciones y agrupaciones astronómicas en Europa, insistiéndose en su cercanía al ciudadano de a pie, y en sus esfuerzos no lucrativos por transmitir a todos su pasión por las estrellas.

¿Divulgan los astrofísicos lo suficiente?

Una de las ponencias más curiosas fue realizada por Luis Díaz e Inés Rodríguez (IAC). Durante el último mes repartieron un cuestionario entre los astrónomos profesionales para conocer sus relaciones con la divulgación astronómica: cada cuánto tiempo divulgaba, en qué medios, si les suponía mucho tiempo, cómo afectaba en el currículo del investigador, etcétera. En esta ponencia dieron a conocer los resultados preliminares de su estudio. Una de las conclusiones obtenidas es que, aunque se están desarrollando actividades y proyectos educativos, no son muchos los astrofísicos involucrados en ellos, aún siendo el IAC el centro investigador que más hace por la divulgación y enseñanza de la Astronomía.

Precisamente, Inés Rodríguez tiene un programa semanal de astronomía en la radio: Tiempo para el Espacio, es una de las secciones que cuenta el programa Canarias Innova, que comenzó a emitirse en julio de 2000 por Radio Nacional de España los domingos, pero sólo en las Islas Canaria). También se expuso en el congreso cómo funciona este espacio. El programa, que se centra en un tema específico, es discutido por varios expertos, incluyéndose noticias científicas y tecnológicas, reportajes, efemérides, historias de ciencia ficción, etcétera. La iniciativa partió de la Oficina de Transferencia de Resultados e Investigación (OTRI) del IAC, en colaboración con RNE.

Carmen del Puerto describió su trabajo en el IAC de conseguir explicar con un lenguaje sencillo los descubrimientos e investigaciones astronómicas que se realizan en el centro. Discutió el procedimiento a seguir a la hora de realizar las notas de presa que posteriormente son enviadas a los diversos medios de comunicación, ya sea radio, prensa o televisión, así como describir el material necesario para la confección de ilustraciones y animaciones audiovisuales para ilustrar cada noticia.

Videoconferencia con Patrick Moore

Sin lugar a dudas, uno de los momentos estelares del congreso fue la videoconferencia que se tuvo con Sir Patrick Moore, que se encontraba en los estudios de la BBC Británica en Londres. Patrick Moore es uno de los más reconocidos divulgadores de la astronomía, con libros tan famosos como Observar el Cielo o La Luna, pero aún es más conocido en el Reino Unido puesto que desde 1957 presenta en la BBC el programa Sky at Night (El cielo de noche), que ha tenido gran éxito, y merecedor de numerosos premios. Los participantes del congreso pudieron discutir con él aspectos de la divulgación de la Astronomía, proyectándose alguno de los momentos más importantes del programa en estos 45 años de realización del programa, como fue la entrevista que tuvo con Neil Amstrong poco después de volver de su viaje a la Luna en 1969.

ET: ¡ Por favor, llama a casa!

Éste fue el sugerente título de la divertida conferencia pública que impartieron Heather Couper y Nigel Henbest como punto final del congreso. Ambos son astrofísicos que actualmente dedican todo su tiempo a la divulgación de la astronomía, traduciendo y escribiendo libros, realizando documentales científicos (como la serie de la BBC Universo, de la que proyectaron algunos fragmentos realmente espectaculares) y promoviendo la Astronomía mediante conferencias. Durante su charla interactiva, que se prolongó más de dos horas con las preguntas de una muy animada audiencia, discutieron los aspectos más destacados de la búsqueda de inteligencia extraterrestre: explicaron la base de la vida, indicaron las posibilidades de vida pasado o presente en Marte y en otros lugares del Sistema Solar como en Europa, la luna de Júpiter que tiene una enorme capa de hielo bajo la que se cree que puede haber agua en forma líquida, los cometas y sus choques con los planetas, la bF.

Fuente: Infoastro