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Nuevo eclipse total de Sol.

El pasado 23 de noviembre, un eclipse total de Sol fue visible en una pequeña región de la Antártida. Varias expediciones de científicos asistieron al fenómeno para estudiarlo. La empresa aérea chilena LAN CHILE, en un vuelo charter conjunto con el operador Travel Quest International y la publicación de astronomía internacional, Sky & Telescope (S&K) sobrevoló por primera vez el Polo Sur en un vuelo de 13 horas de ida y regreso, desde la ciudad austral de Punta Arenas. Desde el espacio también quedó inmortalizado el acontecimiento, siendo fotografiada la sombra de la Luna desde un satélite.
La sombra arrojada por la Luna fue muy alargada. La razón es simple. En los meses del verano, y en la zona Sur, el Sol está muy bajo sobre el horizonte. Cuando la Luna se interpuso entre él y nosotros, su sombra cayó sobre la Tierra formando una figura ovalada de 500 km. de diámetro, semejante a las que se producen durante los primeros momentos de un amanecer.

La imagen se tomó entre las 23:15 y las 23:20 UTC, gracias al instrumento MODIS (Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer) del satélite Aqua, en órbita heliosincrónica polar alrededor de nuestro planeta. Durante el momento inmortalizado el Sol se hallaba unos 15 grados sobre el horizonte.
El eclipse empezó a las 22:08 UTC. A las 22:49 UTC, y durante un minuto y 55 segundos, la esfera solar permaneció completamente tapada por la Luna.
En la fotografía, en color real en el original, se aprecian bien las dos partes de la sombra lunar: la penumbra (sombra exterior, borrosa), y la umbra (sombra interior oscura). Dentro de la umbra realmente, es donde la luz del Sol se ve totalmente bloqueada (eclipse total). En la penumbra, la Luna sólo cubre una parte de la estrella (eclipse parcial).
Los tonos azulados de la nieve revelan cómo se nos aparece la Antártida desde el espacio sin aplicar corrección atmosférica. La sombra cubre la región de Queen Maud Land, cuyo extremo apunta hacia África. El Polo Sur se halla justo debajo de la esquina inferior derecha de la imagen.

La Luna no es la única cosa que arroja sombras a lo largo del paisaje en esta fotografía. Arriba a la izquierda, las montañas Pensacola producen sombras horizontales sobre el hielo. Nubes bajas a lo largo del lado izquierdo de la umbra también dejan una oscura impresión sobre la superficie.
Fuente: Earth Observatory NASA

Evidencias de un sistema Solar alrededor de Vega.

Los astrónomos británicos del Particle Physics and Astronomy Research Councils UK Astronomy Technology Centre han encontrado nuevas evidencias de que, Vega, una de las estrellas más brillantes del cielo, posee un sistema planetario parecido al nuestro, de hecho, más parecido que cualquier otro descubierto hasta ahora.
Todos los planetas que hemos encontrado alrededor de otras estrellas hasta hoy, aproximadamente un centenar, tienen el aspecto de Júpiter. Es decir, son planetas gaseosos muy masivos. Pero lo más curioso es que casi todos se encuentran muy cerca de sus estrellas, algo que no ocurre en nuestro Sistema Solar.
Vega, sin embargo, podría ser una excepción. Nuevas técnicas de modelado informático han analizado las observaciones de la estructura del débil disco de polvo que orbita a su alrededor. La conclusión es que las particularidades de esta estructura podrían explicarse mejor si existiera un planeta parecido a Neptuno girando a una distancia semejante a la que separa a éste del Sol. Si esto es así, en el interior de la órbita de este planeta neptuniano habría mucho espacio para la existencia de otros más pequeños y rocosos, parecidos a la Tierra.

Representación de Vega (*) y la posición del planeta tipo Neptuno, con su sentido de giro indicado por la flecha.


Las observaciones de Vega se han realizado a través de la cámara submilimétrica SCUBA, la más sensible del mundo. Montada en el James Clerk Maxwell Telescope, en Hawai, muestra el disco de polvo muy frío (-180 grados C) que rodea a la estrella.
La forma irregular del disco es la pista que nos hace pensar que contiene planetas, afirma el astrónomo Mark Wyatt. No podemos detectarlos directamente, pero éstos han creado acumulaciones que sí son visibles.
Según el análisis realizado, el planeta parecido a Neptuno se habría formado mucho más cerca de la estrella de lo que lo está ahora. A medida que se fue alejando, durante los últimos 56 millones de años, muchos cometas fueron barridos, creando estas irregularidades en el disco.

Algo parecido debió pasar en nuestro Sistema Solar. Neptuno habría sido empujado hacia el exterior por la presencia de Júpiter, de modo que Vega podría contener también un planeta joviano en una órbita más próxima a la estrella.
El modelo predice que las acumulaciones del disco girarán alrededor de Vega una vez cada 300 años. Si las observaciones futuras lo confirmaran, la teoría sería cierta. De todos modos, la futura generación de cámaras y telescopios permitirá aportar más detalles sobre la estructura del disco, y ampliar la precisión de los cálculos.
Vega es la quinta estrella más brillante en el firmamento y se halla a unos 25 años-luz de distancia. Su diámetro es tres veces mayor que el del Sol, y brilla 58 veces más que este último. Históricamente, fue la primera estrella que fue fotografiada: lo fue en la noche del 16 al 17 de julio de 1850, desde el Harvard Observatory, tras una exposición de 100 segundos.
Fuente: UK Astronomy Technology Centre

DESCUBIERTA UNA ESTRELLA DE NEUTRONES BINARIA.

Los astrónomos han descubierto un par de las estrellas de neutrones, que podrían ayudar en la búsqueda de las largamente buscadas "ondas gravitacionales" predichas por Einstein. Separados por sólo 800.000 kilómetros, los dos objetos gemelos, tardan sólo dos horas en girar uno alrededor del otro. La teoría dice que el sistema pierde energía en forma de ondas de gravedad, y posiblemente reducirá la velocidad y se fundirán ambos cuerpos, en medio de una gran ráfaga de energía. Este nuevo descubrimiento dice a los astrónomos que estas estrellas de neutrones dobles, son más comunes de lo que se creía, y por lo tanto se deberían localizar una fusión o dos cada año, y no una vez en cada década.

Estos pares de estrellas de neutrones, pueden combinarse y emitir una explosión de ondas gravitatorias aproximadamente seis veces más a menudo de lo que se creía, según se indica en Nature. Si es así, la generación actual de detectores de ondas gravitatorias podría ser capaz de registrar tal acontecimiento cada uno o dos años, en lugar de aproximadamente una vez cada década, que era la predicción más optimista hasta la fecha.

Las ondas de gravedad fueron predichas por la teoría general de la Relatividad de Einstein. Los astrónomos tienen pruebas indirectas de su existencia, pero aún no las han descubierto directamente.

La revisión de la estimación previa de la fusión de las estrellas de neutrones, se basa en el descubrimiento del sistema binario formado por una estrella de neutrones y un pulsar llamado PSR J0737-3039 , realizado por un equipo de científicos de Italia, Australia, el Reino Unido y EE. UU que usan radiotelescopio de 64 m CSIRO Parkes en Australia.

Las estrellas de neutrones tienen el tamaño de una ciudad, y están formadas por una forma sumamente densa de materia. Un pulsar es un tipo especial de estrella de neutrones que gira emitiendo ondas de radio

PSR J0737-3039 y su compañera son el sexto sistema conocido de estrellas de neutrones. Están a 1.600-2.000 años luz (500-600 pc) de nuestra Galaxia.

Separadas 800.000 kilómetros - alrededor de dos veces la distancia entre la Tierra y Luna - las dos estrellas orbitan una alrededor de la otra, en algo mas de dos horas. Los sistemas con tales velocidades extremas sirven como modelos para comprobar la teoría general de relatividad de Einstein. "La teoría predice que el sistema pierde energía en forma de ondas de gravedad" dijo la Directora de estudiantes Marta Burgay de la Universidad de Bolonia.
"Las dos estrellas están en 'una danza de la muerte', moviéndose en espiral juntas. En 85 millones de años las estrellas condenadas se fundirán, modificando el espacio-tiempo con una explosión de ondas de gravedad". " Si la explosión pasara en nuestro tiempo, podría ser recogida por alguno de los detectores actuales de ondas gravitacionales, como LIGO-I, VIRGO O GEO " dijo el Profesor de líder de equipo Nicol ò D'Amico, el Director del Observatorio Cagliari Astronómico en Cerdeña.

La estimación anterior de la frecuencia de fusiones de las estrellas de neutrones estaba basada únicamente en el conocimiento de un solo sistema: el pulsar B1913+16 y su compañera. PSR B1913+16 era el primer sistema relativista binario descubierto y estudiado, y el primero usado para mostrar la existencia de radiación gravitacional.

El nuevo sistema PSR J0737-3039 y su compañera son un sistema aún más extremo, y ahora forman el mejor laboratorio para probar la predicción de Einstein.

El nuevo pulsar también aumenta la prevista frecuencia de fusiones, por dos motivos: Que no vivirá tanto como PSR B1913+16, y que los pulsars como él, son probablemente más comunes que como PSR B1913+16.
" Estos dos efectos multiplican la probabilidad de observar estos fenómenos por un factor de seis o siete," dijo el Doctor Dick Manchester de CSIRO.
Pero el valor real numérico de esta probabilidad, depende de asunciones sobre cómo se distribuyen los pulsars en nuestra Galaxia.
Bajo el modelo de distribución más favorable, podemos decir con un nivel de confianza del 95 % que esta primera generación de detectores de ondas gravitacionales podría registrar una fusión de estrella de neutrones cada uno a dos años, " dijo el Doctor Vicky Kalogera, profesor adjunto de Física y Astronomía en la Universidad del noroeste en Illinois, EE. UU.
El doctor Kalogera y sus colegas Chunglee Kim y Duncan Lorimer han estudiado frecuencias de fusión binarias usando una gran cantidad de asunciones. El nuevo resultado es "buenas noticias para los astrónomos de ondas de gravedad" según el Profesor Andrés Lyne, Director del Observatorio de Jodrell Bank de la Universidad de Manchester en el Reino Unido.
"Ellos pueden conseguir estudiar una de estas catástrofes cósmicas cada pocos años, en vez de necesitar esperar media carrera" dijo él.
Fuente:http:// www.universetoday.com/am/publish/

Llega el Robonauta

Como a cualquiera le pueden ir muy bien un par de manos extra, sobre todo si estás en el espacio, un grupo de tecnólogos de la Rice University y del Johnson Space Center ha propuesto construir un robot que permita ayudar a los astronautas de la estación espacial internacional durante sus caminatas en el exterior del complejo.

El objetivo principal del ingenio humanoide llamado Robonauta es proporcionar un segundo grupo de ojos, brazos y manos, de tal manera que los astronautas que realicen un paseo espacial, cuyos movimientos se hallan muy restringidos debido al traje que utilizan, puedan aprovecharlos para llevar a cabo tareas que de otro modo implicarían la presencia de otros compañeros.

Marcia O'Malley y Nancy Niedzielski, de Rice, niegan que el Robonauta vaya a sustituir a los astronautas en estas siempre peligrosas salidas al exterior de la estación. La razón es que el robot no puede pensar por sí mismo. Sólo será unido al extremo del brazo robótico de una lanzadera espacial, y sus movimientos controlados desde el interior del vehículo por un astronauta especialista. Dicho astronauta usará un casco de realidad virtual tridimensional y un par de palancas de mando, y se sentirá como si realmente estuviera en el exterior, ayudando a sus compañeros.

El concepto parece sencillo, pero lo cierto es que fabricar un robot que duplique incluso los más sencillos movimientos humanos es algo bastante difícil de conseguir. O'Malley está trabajando especialmente en la conexión entre el sistema de control y el robot, que debe tener en cuenta aspectos tan importantes como la percepción del tacto.

El Robonauta tendrá unos 150 sensores en cada brazo, que permitirán que el operador sepa en cada instante dónde está y cuánta fuerza está ejerciendo en su entorno. Codificar los programas necesarios para mover esa información del brazo del robot al operador, para que el astronauta pueda reaccionar, es muy complicado.

Ya existen dos prototipos del Robonauta en Houston. El pasado verano, durante unas pruebas, se pidió que agarraran una pelota de fútbol y que la movieran en círculos frente a sus pechos. Una orden tan simple creó innumerables problemas en el sistema de control de ambas máquinas. En la mayoría de ocasiones dejaban caer la pelota, lo que sugiere que aún queda mucho trabajo por hacer, porque nadie quiere que el Robonauta deje escapar una herramienta en el espacio o una pieza de recambio valiosa. El fallo, por fortuna, ya ha sido resuelto.

Niedzielski, por su parte, está ayudando a crear un sistema de reconocimiento de voz que permita al operador controlar mejor al Robonauta. Éste podría tener ambas manos ocupadas moviendo sus dos brazos, y aún y así necesitar ordenar alguna otra acción, como congelar un movimiento. El sistema de reconocimiento deberá ser lo bastante flexible como para ser utilizable por varios astronautas de distinta voz, y saber compensar los cambios fisiológicos que sufren éstos cuando pasan mucho tiempo en órbita (como la expansión en microgravedad del paso de aire en su nariz, que modifica paulatinamente el tono de su voz).

Si todo va bien, el primer Robonauta podría estar listo para viajar al espacio dentro de cinco años.
Fuente: http://www.ira.amigar.com/www.amazings.com/notesp/index.html

EL CINTURÓN DE KUIPER

Hace un poco mas de una década, que los astrónomos han confirmado la existencia del "Cinturón de Kuiper", el viejo anillo de planetesimales que orbitan alrededor del Sol, mas allá de la órbita de Neptuno.
Durante este tiempo, han encontrado mas de 700 objetos helados, del tamaño de asteroides, en esta zona, y han aprendido que se extienden hasta alrededor de 50 Unidades Astronómicas del Sol. Parece ser, que no hay objetos superiores a los 200 Km. de diámetro, mas allá de esta distancia.
Pero todavía permanece sin conocerse cómo llegó a formarse este Anillo de Asteroides. Un nuevo estudio publicado en Nature, en el número de Noviembre por Harold F. Levison (Southwest Research Institute, Boulder) y Alessandro Morbidelli (Observatoire de la Côte d'Azur) puede arrojar nueva luz sobre este misterio. El estudio sugiere, que los objetos que componen el Cinturón de Kuiper, se formaron dentro de la presente órbita de Neptuno, y que el propio planeta los empujó hacia fuera gradualmente.
El problema mayor sobre la formación del cinturón de Kuiper, es "la masa perdida". Para poder formarse los objetos en sus posiciones actuales como planetas normales, habrían necesitado una cantidad 100 veces superior a la existente hoy. Es decir, unas 10 masas terrestres, en lugar de las 0,1 masas terrestres observadas. Los científicos han ideado varias soluciones para deshacerse del 99 por ciento del disco original, pero cada una de ellas, requiere que Neptuno termine lejos de su posición actual.
Levison y Morbidelli, por el contrario, proponen que el primitivo sistema solar se ha ido ampliando en unas 30 U.A., puesto que Neptuno, se formó a 20 U.A. y con el tiempo, los objetos que cayeron cerca del gigante gaseoso fueron expulsados hacia órbitas mas lejanas, o bien fueron enviados hacia el interior, para caer sobre Urano, Saturno y Júpiter.

Tamaños relativos de los principales objetos del cinturón de Kuiper conocidos hasta mediados del 2001. Fuente G.E.A.

 

En cada interacción, Neptuno intercambiaba energía orbital con el cuerpo expulsado. Algunas veces, esta pérdida de energía aproximaba al planeta hacia el Sol, pero otras veces ensanchaba su propia órbita. En conjunto, esto último se produjo muchas mas veces, aprovechando la masa de los planetesimales que iba encontrando, hasta que alcanzó la distancia actual de 30. U.A. donde se ha parado, al no haber ya suficientes asteroides a los que robar su energía..
Así pues, el Cinturón de Kuiper, representa a fecha de hoy, la última evidencia fragmentaria del viaje de Neptuno. Los objetos lanzados hacia el interior, acabaron colisionando con Urano, Saturno o Júpiter. Los enviados hacia fuera, se perdieron en el espacio para siempre. Sólo aquellos que tuvieron la suerte de estar a la distancia adecuada para permanecer en su sitio, o cambiar hacia una órbita estable en resonancia con Neptuno sobrevivieron. Levison llama la atención en el hecho de que el límite actual del Cinturón de Kuiper, parece estar en el mismo sitio que la órbita resonante 1:2 con Neptuno.
Fuente: S&K Telescope
Traducción: Marcelino Alvarez

Escarcha metálica en las montañas de Venus

Las tierras altas de Venus podrían hallarse cubiertas por una "escarcha" de metales pesados, según los científicos planetarios Laura Schaefer y Bruce Fegley, pertenecientes a la Universidad de Washington. Las temperaturas en la superficie este mundo son tan altas (470°C) como para fundir el plomo, debido al efecto invernadero que produce su atmósfera rica en dióxido de carbono. Estos científicos proponen que los metales podrían vaporizarse en las zonas deprimidas y condensarse en puntos más elevados del planeta, lo cual explicaría además la alta reflectividad de las tierras altas en las observaciones realizadas mediante radar.

Los cálculos detallados son publicados en la revista Icarus, sugiriéndose además que el plomo y el bismuto podrían ser los responsables de que el planeta Venus muestre una superficie brillante en radar. Algunas sondas rusas Venera, la Pioneer Venus y fundamentalmente la Magallanes (EEUU) han realizado una cartografía parcial o total de Venus en radar. Concretamente han sido las imágenes de la Magallanes las que han sorprendido a los planetólogos, pues en ellas se aprecian formaciones volcánicas, llanuras de lava, domos y grandes escudos volcánicos. De todos modos, las imágenes resultan bastante intrigantes, pues parte de las tierras altas son anormalmente brillantes, reflejando los haces de radar mucho mejor que las zonas más deprimidas. Algunas hipótesis proponían la presencia de material disgregado o de algún metal, concretamente el telurio.

Imagen: Mosaico tridimensional de la superficie de Venus obtenida a partir de datos de la sonda Magallanes.


La teoría desarrollada por Laura Schaefer y Bruce Fegley sugiere que en las zonas más profundas de Venus el calor es lo suficientemente alto para vaporizar cualquier metal, formándose una neblina metálica. Sólo en puntos muy elevados -y ligeramente más fríos- sería posible que el material se condensase para formar una capa altamente reflectante en el suelo.
Realizando cálculos químicos con más de 660 compuestos metálicos, los investigadores concluyeron que es el plomo -y no el telurio- es el responsable de este efecto. Las estimaciones del tiempo que tarda la superficie en recubrirse muestran que éste puede hallarse entre algunos miles y pocos millones de años, lo cual implicaría que éste es un proceso activo.
Ambos científicos también señalan que en los puntos de mayor elevación del planeta no parece existir esta cubierta metálica, lo cual se podría interpretar como una evidencia de meteorización.
Es necesario realizar observaciones mediante radar del planeta Venus si queremos estudiar su superficie, ya que la espesa capa de nubes que constantemente cubre dicho mundo no permite observarla en el espectro visible. Para realizar el análisis químico de estos depósitos sería necesario emplear una sonda de aterrizaje; además, el cálculo de las proporciones de ciertos isótopos serviría a los planetólogos para poder estimar la edad del planeta Venus.
En su informe, Schaefer y Fegley, recomiendan realizar una misión a la superficie de Venus, concretamente a las Tierras altas del planeta, que incluya un sistema espectroscópico de láser que pueda efectuar una búsqueda de ciertos minerales in situ (PbS, Bi2S3, y sulfosales de Pb y Bi). Estos equipos están siendo desarrollados para próximas misiones marcianas. Igualmente recomiendan el estudio de las propiedades termodinámicas y dieléctricas de estos compuestos en longitudes de onda de radar para las condiciones propias de la superficie venusiana, para poder averiguar si estas se ajustan a los datos obtenidos mediante radar con sondas espaciales.
http://solarsystem.wustl.edu/heavymetal.pdf

30 años después del sobrevuelo a Júpiter

Hace treinta años, el 3 de diciembre de 1973, la sonda Pioneer 10 realizaba su máximo acercamiento al planeta Júpiter. Era la primera visita a un planeta gigante, la cual abría un camino para la exploración de los planetas exteriores.
Posteriormente llegaría la Pioneer 11 y más adelante las Voyager 1 y 2, la Ulysses, la Galileo y por último la sonda Cassini. Durante el encuentro con Júpiter en 1973, la Pioneer 10 obtuvo imágenes del planeta y sus lunas, adquirió información sobre los cinturones de radiación, la magnetosfera joviana, la atmósfera y el interior de este enorme planeta. Estas medidas del intenso medio de radiaciones cerca de Júpiter serían importantísimas de cara a diseñar las futuras sondas espaciales.

Fotografia de Jupiter tomada por la sonda Pioner 10 durante el sobrevuelo de Jupiter de 1973

 

La Pioneer 10 se ha alejado cada vez más del Sol hasta situarse a una distancia de más de 80 Unidades Astronómicas de éste, más del doble de la distancia entre el Sol y Plutón. Con el paso de los años, la fuente de alimentación de la sonda se ha degradado hasta el punto que su débil señal ya no puede recibirse desde la Tierra. De este modo, no se han planeado más contactos con esta sonda. La última señal del vehículo -sin datos telemétricos- fue recibida el 23 de enero de 2003. Los ultimos datos telemétricos habían sido obtenidos el 27 de abril de 2002.
Fuente: http://www.astroenlazador.com/permiso.htm

Estudiando el efecto Yarkovsky


Científicos de la NASA han detectado por primera vez una débil pero importante fuerza que actúa sobre los asteroides. Esto se ha realizado midiendo el modo el que los estos cuerpos absorben energía solar y la radían de nuevo al espacio en forma de calor. Esta fuerza, denominada "Efecto Yarkovsky", produce pequeños cambios en la órbita de los asteroides y su investigación servirá a los científicos para realizar el seguimiento de estos objetos en el futuro.
El asteroide 6489 "Golevka" tiene cerca de 500 metros de diámetro, pero una masa de 210.000 millones de Kg. Este cuerpo ha sido observado mediante radar en 1991, 1995, 1999 y mayo de 2003. Un equipo internacional de astrónomos, incluyendo investigadores del Jet Propulsion Laboratory (JPL), ha empleado los datos obtenidos por radar para realizar un análisis detallado de la trayectoria orbital del asteroide. Los resultados de esta investigación se presentan en el número del 5 de diciembre de la revista Science.
"Por primera vez hemos demostrado que los asteroides pueden literalmente autopropulsarse a través del espacio, aunque con extrema lentitud." -señalaba el Dr. Steven Chesley, científico del JPL e investigador principal de este estudio.

Modelo del asteroideGolevka, realizado con los datos obtenidos desde el observatorio de Arecibo (Puerto Rico)

 

El efecto Yarkovsky consiste en que la superficie del asteroide es calentada por el Sol durante el día; por la noche, dicha superficie se enfría y emite calor. Debido a esto, existe una tendencia a que el asteroide emita más calor desde la zona sobre la cual el Sol acaba de ocultarse, al igual que en la Tierra la temperatura es más alta durante el ocaso solar que al alba. Esta descompensada irradiación de calor produce una aceleración muy ligera que hasta ahora nunca había sido medida.
"La cantidad de fuerza ejercida por el efecto Yarkovsky es muy pequeña, especialmente si consideramos el caso del asteroide estudiado, Golevka." -señala Chesley- "Pero en los últimos 12 años hemos observado este cuerpo y detectado que esta pequeña fuerza ha causado una deriva en su trayectoria de 15 Km. Aplicando la misma fuerza durante millones de años, el efecto en la órbita del asteroide puede ser muy importante. Algunos cuerpos que giran en torno al Sol entre las órbitas de Marte y Júpiter podrían de hecho convertirse en asteroides cercanos a la Tierra."
El efecto Yarkovsky se ha convertido en una herramienta especial para entender ciertos aspectos de la dinámica de los asteroides. Los teóricos lo han usado para explicar algunos fenómenos como la tasa de cuerpos transportados desde el cinturón principal hasta el sistema solar interno, la edad de las muestras meteoríticas o las características de las llamadas "familias de asteroides", que se forman cuando un gran objeto de este tipo es fragmentado debido a una colisión. De todas formas, a pesar de la importancia teórica de este fenómeno, éste nunca antes se había podido detectar ni medir en ningún asteroide.
"Cuando se descubre un asteroide cercano a la Tierra, el radar constituye la técnica astronómica más poderosa para medir sus características físicas y determinar su órbita exacta" -explica el Dr. Steven Ostro, científico del JPL y colaborador en este estudio.
Para obtener sus resultados, los científicos emplearon un modelo avanzado del efecto Yarkovsky desarrollado por el Dr. David Vokrouhlický, de la Universidad Charles en Praga. Este científico había realizado un estudio en 2000 para predecir la posibilidad de detectar el mencionado efecto en el asteroide Golevka durante su acercamiento a la Tierra en 2003.
"Habíamos predicho que la aceleración sería detectable, pero no estábamos seguros de cuán fuerte ésta podría ser." -explica Vokrouhlický- "Con los datos de radar hemos sido capaces de responder dicha pregunta."
Gracias a las medidas obtenidas, el equipo ha determinado por primera vez la masa y densidad de un asteroide empleando instrumental en tierra. Esto abre una nueva vía de estudio de los asteroides cercanos a la Tierra, de tal modo que sólo es cuestión de tiempo el que más objetos de este tipo sean "pesados" de esta manera.
Fuente:
http://www.jpl.nasa.gov/releases/2003/163.cfm (astroenlazador.com)

Pléyades: extraña colisión triple interestelar

El cúmulo estelar de las Pléyades es bien conocido para los profesionales y astrónomos aficionados debido a la impresionante nebulosidad que impregna sus más brillantes estrellas, dispersando la luz estelar como neblina que envuelve una farola callejera. Las observaciones en radio e infrarrojo durante la década de los 80, determinaron que la nebulosidad era resultado de un encuentro fortuito de las jóvenes estrellas de las Pléyades con una nube interestelar; no se debía pues a residuos de la formación del cúmulo.
Los nuevos datos procedentes del Observatorio Kitt Peak sugieren que realmente las Pléyades (M45) se han encontrado con dos nubes, dando origen a un suceso extraordinario y previamente desconocido: una triple colisión en el vasto vacío del espacio interestelar.
Esta región ya se tornó particularmente interesante entonces debido a las oportunidades que ofrecía a los astrónomos para estudiar los procesos químicos y físicos del medio interestelar, pero la presencia de una segunda nube crea una situación similar a la colisión entre tres coches en destructiva competición, lo que convierte a las Pléyades en un laboratorio natural único.

Imagen: La estrella Merope, perteneciente a las Pléyades en una composicion en tres colores del telescopio Burrell Schmidt. M45, y tambien denominadas Subaru en Japones, las Pléyades son uno de los más prominentes objetos celestes observables a simple vista, por lo que son conocidas desde la más remota antiguedad, incluyendo tres menciones en la biblia. Se encuentran inmersas en una azulada nebulosa de reflexion, claramente visible en torno a Merope en esta imagen. NOAO/AURA/NSF.

 

La escala de tiempo para el desarrollo del encuentro interestelar es de varios cientos de miles de años. Conocido como "Siete Hermanas" debido a las 7 estrellas visibles a simple vista, M45 comprende más de 500 estrellas que rondan los 100 millones de años en un cúmulo localizado a 400 años-luz de la Tierra.
Los átomos de sodio en el gas que se halla entre la Tierra y las estrellas absorben dos longitudes de onda específica de luz estelar amarilla. Debido al efecto Doppler, el movimiento del gas a lo largo de nuestra línea de visión produce sutiles cambios en la longitud de onda observada. Las nuevas observaciones de los átomos de sodio en la región de las Pléyades fueron interpretadas en el contexto de otros recientes estudios que incluían imágenes ópticas desde el telescopio Burrell Schmidt (Kitt Peak) y mapas de radio del hidrógeno neutro.
La orientación de las marcas en las imágenes de radio y ópticas, proporcionaron pistas sobre el movimiento del gas y el polvo a través del cielo; su combinación con las velocidades medidas mediante espectroscopía desde Kitt Peak, permitió a los astrónomos reconstruir la configuración tridimensional de la materia interestelar cercana a las Pléyades.
Las líneas de absorción del sodio revelaron que hay también una señal entre la Tierra y las estrellas de las Pléyades desplazándose hacia el cúmulo con una velocidad en la línea de visión de unos 10 km por segundo. Los investigadores asociaron esta señal con la nube interestelar Taurus-Auriga; el grueso de este complejo se esparce unos 40 años-luz hacia el este.

Imagen: M45, o NGC 1432, una porción del cumulo abierto de las Pléyades en la constelación de Tauro, a una distancia de 410 años-luz. El brillo en torno a las estrellas es polvo interestelar que brilla por la luz de la estelar reflejada. El grupo al completo está contenido en 20 años-luz, y se piensa que su edad ronda los 20 millones de años. Telescopio de 0.9 m KPNO, 1975.

 

No obstante, aparecen dos o más líneas de absorción hacia algunas estrellas. Los astrónomos argumentan que una onda de choque de la colisión entre las Pléyades y el gas asociado al complejo Taurus-Auriga podría dar cuenta de la división de una marca en tres en algunas áreas, ante todo en las orillas este y sur de las Pléyades. Sin embargo, la presencia de una señal adicional al lado oeste y moviéndose dentro del cúmulo a 12 km por segundo, desafía la comprensión a no ser que una segunda nube también convergente en las Pléyades.
Las únicas colisiones entre tres cuerpos previamente conocidas en el espacio interestelar se infieren de los encuentros cercanos entre una estrella y un sistema estelar binario o triple en un cúmulo globular o en los núcleos de las galaxias.
Fuente:
http://www.noao.edu/outreach/press/pr03/pr0309.html
http://www.astroenlazador.com

La formación de la Vía Láctea

Según una investigación realizada por astrofísicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) y de la Universidad de Padua, cuyos resultados fueron publicados la semana pasada por la prestigiosa revista Astronomical Journal, en nuestra galaxia, la Vía Láctea, el proceso de formación duró entre 500 y 1000 millones de años, un "tiempo récord" en comparación con lo que indicaban otras investigaciones.

El equipo formado por Alfred Rosenberg y Antonio Aparicio (IAC) e Ivo Saviane y Giampaolo Piotto (Universidad de Padua), estudiaron 52 cúmulos globulares de nuestra Vía Láctea para estimar su edad con precisión.

Los cúmulos globulares son racimos de miles de estrellas que orbitan a la galaxia. Uno de ellos, Omega del Centauro, se puede ver a simple vista en el hemisferio sur celeste. Los cúmulos globulares son las agrupaciones estelares más viejas de la galaxia. Las diferentes teorías de formación galáctica explican de forma también diferente el génesis de los cúmulos globulares. La hipótesis de formación lenta de galaxias, razona que los cúmulos globulares se formaron a partir del encuentro de nubes de materia que se desplazaban lentamente y lejos del núcleo. La galaxia tardaría en formarse cerca de 5000 millones de años (tanto como la edad de nuestro Sol). Por otra parte, la teoría de formación rápida, propone que las galaxias tardaron sólo algunos cientos de millones de años en crearse, gracias al rápido colapso de nubes, apareciendo los cúmulos a gran distancia del centro en este proceso. Lo que los investigadores españoles e italianos han hecho ha sido estudiar la diferencia de edad entre cúmulos globulares. Si la galaxia se ha formado lentamente, la dispersión entre edades debe ser grande, en cambio si se formó rápidamente, la mayoría de los cúmulos globulares debe tener aproximadamente la misma edad.

Cúmulo "Omega" de Centauri



Efectivamente, usando dos telescopios, el Jacobus Kapteyn en el Observatorio del Roque de los Muchachos (Canarias) y el Dutch en La Silla (Chile), el equipo de astrofísicos han constatado que la diferencia máxima de edades de los cúmulos globulares estudiados es de entre 500 y 1000 millones de años.

Aunque se han encontrado otros cúmulos globulares más jóvenes, los investigadores han comentado que esto no invalida sus conclusiones, puesto que la Vía Láctea sigue incorporando parte de material externo que no estaba presente durante su formación.

Nota del editor: A pesar de que los cúmulos globulares se han considerado siempre los "objetos mas antiguos de la galaxia", recientemente se han descubierto los "Cumulos globulares jóvenes" formados en los choques de galaxias.

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