Diez años de Agrupación Astronómica de la Safor
Cincuenta números de Huygens

José Lull
Presidente Honorífico de la A.A.S.

Ya han pasado diez años desde que naciera nuestra querida Agrupación Astronómica de la Safor, y en ese tiempo hemos crecido de manera sobresaliente y hemos vivido juntos acontecimientos astronómicos que jamás olvidaremos. En estos años pasaron grandes cometas como el Hale-Bopp o el Hyakutake, vimos un eclipse total Sol, la tormenta de las Leónidas, el tránsito de Venus... y, sobre todo, vimos crecer una AAS que ya se ha hecho un pequeño hueco entre las grandes agrupaciones astronómicas españolas.

En la revista Huygens 24 de 2001, nuestros buenos amigos Javier Peña y Miguel Guerrero ya escribieron un artículo titulado "Historia de una Afición. Así nació la A.A.S.". En aquel artículo podréis leer muchas anécdotas y datos interesantes sobre aquellos primeros años, por lo que aquellos que aún no lo hayáis leído lo tenéis a vuestra disposición en la web o en la biblioteca de la agrupación.

Este artículo lo quiero escribir en honor a este décimo aniversario, incidiendo principalmente en los primeros años, pero sobre todo, también, con la ilusión de quien a visto nacer, crecer, formarse y madurar una organización que tanto nos ha llenado y por la que, de modos diversos, tanto hemos luchado. Es un auténtico honor saberse partícipe de la creación o del crecimiento de una agrupación astronómica como la nuestra, en la que todos hemos aprendido y enseñado y en la que todos hemos encontrado no sólo compañeros de afición sino también excelentes amigos. Pero lo más ilusionante es saber que la AAS va a tener continuidad hacia el futuro y que seguirá creciendo y seguirá siendo el lugar esencial de encuentro de los astrónomos aficionados de la Safor y comarcas limítrofes y de todos aquellos que desde otras partes de España, por medio del boletín Huygens, o del mundo, a través de la web, lleguen a nosotros. La AAS es, de algún modo, nuestro legado a la posteridad, y el de todos los que en estos diez años o de los muchos que vengan después ayuden a hacerla crecer y mantenerse.

En 1988 participé en la fundación de la extinta Asociación Astronómica de la Safor. El fracaso de aquel proyecto es el motivo por el cual nuestra agrupación se llame precisamente Agrupación Astronómica de la Safor y no Asociación Astronómica de la Safor, para distinguirla de aquella. Aquel proyecto comenzó con ilusión. Teníamos la sede en la Casa de la Cultura de Beniopa y, como ahora, nos reuníamos los viernes y organizábamos charlas. A finales de aquel año de 1988 me surgió, además, la posibilidad de dar clases de astronomía en la Universitat Popular de Gandía, un niño dando clases. Algunos de los que se apuntaron mantuvieron el interés por un tiempo y siguieron su afición en la asociación.

Sin embargo, en menos de tres años tuvimos que reconocer el fracaso de dicha aventura. Allí conocí a Javier Peña, segundo presidente de la AAS. Recuerdo el instante en que entró en la sala, en un momento en que se discutían acaloradamente cuestiones sobre los estatutos en torno a una enorme mesa elíptica llena de aficionados. Aquellos estatutos, por cierto, fueron los que se copiaron y adaptaron en 1995 como estatutos de la AAS. En aquella asociación ya formaban parte algunos de los miembros actuales de la AAS como, aparte de Javier Peña (socio 1), Magda López (socia 32) y David Serquera (socio 58). Tanto Javier como David y yo preparamos numerosas charlas y nos esforzamos por hacer diversas actividades que mantuvieran el interés de los aficionados, pero sea como fuere lo cierto es que nos tuvimos que rendir ante la evidencia, y es que pasado el tiempo el único interés parecía ser el nuestro. Sin embargo, de aquella asociación, personalmente, no sólo valoro la experiencia adquirida sino, sobre todo, que gracias a aquel invento pude conocer y desarrollar una excelente y profunda amistad con Javier que ha continuado durante estos años.

A partir de 1990, acabada la aventura de la Asociación Astronómica de la Safor, Javier Peña y yo continuamos nuestra afición. Los sábados por la tarde nos reuníamos en su casa, donde muchas veces también venía Guillermo Reig (socio 8), y salíamos mucho a observar bien fuera juntos a la Drova, la Llacuna o Marxuquera o sólos desde nuestras casas. En aquellos años, tuvieron lugar algunos fenómenos astronómicos muy interesantes, como la Gran Mancha Blanca de Saturno en 1990 o la supernova SN1993J de M81 en 1993, además de algún eclipse total de Luna.

En 1992 Javier traía a España la revista Sky & Telescope, que en su edición española pasó a llamarse Cosmos. De lejos, fue la mejor revista de astronomía amateur que se ha editado en España, por la calidad de sus imágenes y de su contenido. En aquella revista colaboré encargándome de la sección de Cielo Profundo. Fueron años muy bonitos, hasta que a finales de 1994 Cosmos tuvo que decir adios. Entre tanto, en otoño de 1993 Javier Peña retomó la asignatura de Astronomía en la Universitat Popular de Gandía.

Nosotros, como siempre, seguíamos reuniéndonos los sábados. Javier me hablaba del interés que tenían sus alumnos, mucho mayor que el que tuvieron los míos en 1988 cuando quizás aún no sabían distinguir la astronomía de la gastronomía o astrología. La cuestión es que ya en 1994, aparte de las clases en la UPG, algunos de los alumnos de Javier se reunían con él en la redacción de Cosmos. Sin embargo, pasaron quizás un par de meses antes de que les conociera. Como decía Javier, yo estaba "muy quemado" por el fracaso de la antigua asociación y ambos sabíamos que con estas personas podría fraguarse el inicio de una nueva asociación y ello significaba volver a ilusionarse en un gran proyecto que podía acabar de igual manera.

En primavera ya ví a algunos, pues Javier me hablaba de ellos constantemente y, no sin esfuerzo, me convenció para que los conociera. Así es como, aparte de nuestras reuniones de los sábados por la tarde que tenía con Javier y a las que a veces se unía Guillermo, quise comprobar también lo que me decía yendo con él a las reuniones que empezaban a hacerse con regularidad los viernes por la tarde. Me uní al pequeño grupo de los viernes en el bar "Raúl" de la avinguda d'Alacant de Gandía, al que habían pasado después de un breve tiempo en el que fueron viéndose en otro bar situado frente a la redacción de Cosmos.

Lo que más recuerdo de aquel 1994 fue la observación que hicimos del eclipse parcial de Sol en Llutxent, el 10 de Mayo (fig. 1). Allí fueron casi todos ellos y algunos amigos. Acostumbrado a las salidas de observación con Javier, donde éramos dos observadores con dos telescopios, aquel día fue realmente bonito ver como éramos un grupo de unos diez aficionados con unos seis o siete telescopios. Así parecía mucho más agradable y divertido observar. La sensación, por supuesto, fue muy positiva. Estaba claro que de ahí surgiría una nueva asociación.

Figura 1: Miembros de la naciente AAS durante el eclipse parcial de Sol de 10 de mayo de 2004, desde Llutxent (foto J. Lull).

 

El 25 y 26 de Junio de 1994, unos pocos acompañaron a Javier al Star Party' 94 en Castelldefels, donde se celebró el 25º aniversario de la llegada del Hombre a la Luna. Durante aquel verano ya se habló en firme de la necesidad de crear la Agrupación Astronómica de la Safor. Sin duda, Urania, la musa de la astronomía, quiso celebrar el nacimiento de nuestra agrupación de manera espectacular, con el impacto de los fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 en Júpiter en Julio de 1994.

De aquellos compañeros de 1994, de los del bar "Raúl" y los que se unieron a lo largo de ese año, recuerdo a Marcelino Álvarez (socio 3), Josep Julià Gómez (socio 4), Juan Malonda (socio 5), Miguel Guerrero (socio 6), José Luís García (socio 7), Juan López (socio 8), Ángel Requena (socio 10) y Carlos Bertó (socio 11). Quizá me falte citar a algún otro de 1994, pero me es difícil recordar exactamente cuándo conocí a algunos de estos primeros miembros de la AAS.

Quizás en verano o, con total seguridad, en el otoño de 1994, la nueva asociación ya tenía nombre: Agrupación Astronómica de la Safor. En aquel momento ya comenzamos a numerar a los socios. Recuerdo perfectamente como funcionó aquello. Javier Peña tendría el honor de ser el socio número 1 de la AAS y secretario, y yo tendría el honor de ser socio número 2 y su primer presidente. A partir del socio número 3 no recuerdo qué acuerdo hubo para numerarse, pues hacía meses que nos veíamos todos. A partir de la decena, en cambio, la numeración siguió el estricto orden de llegada.

En otoño de 1994 las reuniones se realizaron en el antiguo local de la UPG del paseo Germanías. En él seguíamos hasta noviembre de 1995, momento en el que perdimos el local, dado que la UPG se trasladó a la plaza Loreto de Gandía. A partir de ese momento pasamos a reunirnos, siempre en viernes, al bar "Gol", situado muy cerca de la antigua UPG. Por entonces, no obstante, ya teníamos estatutos y estábamos en el registro de asociaciones de la Generalitat valenciana.

Conservo copias de los documentos relacionados con la legalización de la AAS. Los estatutos, que se copiaron de la extinta Asociación Astronómica de la Safor, fueron imprimidos para ser firmados por el presidente y el secretario el 19 de Abril de 1995. No obstante, se realizó una nueva impresión con fecha de 28 de Abril de 1995. Esta fecha se tachó y quedó la de 10 de Mayo, que es la que incluyó nueve firmas. De las nueve firmas, aparte de la mía, reconozco las de Miguel Guerrero, Marcelino Álvarez, José Luís García, Ángel Requena, Javier Peña y Juan Malonda. De las otras dos, ilegibles para mí, entiendo que una debe corresponder a la de Carlos Bertó o Joan López (fig. 2). En el acta de constitución, firmada el 20 de Mayo y con el número de registro 24814 de la Consellería d'administració pública de la Generalitat valenciana (fecha de entrada 23 de mayo de 1995) la comisión gestora aparece formada por los vocales Juan Malonda, Josep Julià Gómez, José Luís García, Ángel Requena, el secretario Javier Peña y el presidente José Lull. Curiosamente, en otra acta de constitución fechada el 5 de Mayo (y que no fue llevada al registro) la comisión organizadora aparece formada por Miguel Guerrero, Carlos Bertó, Joan López, Marcelino Álvarez, Javier Peña y yo mismo, si bien son nueve los firmantes (fig. 3). Esta vez, de las dos firmas ilegibles una de ellas es distinta a una de las dos ilegibles que aparecen en los estatutos. En todo caso, por aquel mes de mayo de 1995 la AAS tenía 11 miembros.

Seguimos en 1995. Hicimos un programa de charlas y observaciones a llevar a cabo a partir de septiembre de aquel año. El 22 y 29 de Septiembre, que tocaba salida de observación, estuvo nublado, así que nos reunimos en la antigua UPG. El 6 de octubre Javier Peña dio una charla titulada "El Calendario", y una semana después me tocó a mí con "La creación del universo". El 20 volvió a salir nublado, pero en el cuarto intento, el 27 de octubre, por fín pudimos salir juntos a observar. El mes de noviembre debía iniciarse con un debate titulado "La astrología", pero en este momento perdimos el local de la UPG y pasamos al bar "Gol", con los impedimentos que esto conllevaba. Es interesante recordar como, aunque ya no pudo hacerse, para el 1 de Diciembre estaba proyectada la charla "Los asteroides" que debía dar Josep Julià. Quién le iba a decir entonces que en pocos años él mismo iba a engrosar la lista de asteroides catalogados con otros dos!. En la cena de navidad de aquel año, la primera de las oficiales y que todos los años celebramos por esas fechas, sólo fuimos siete: José Antonio Camarena (ex-socio 14), Marcelino, Javier, Josep Julià, Juan Malonda, Miguel y yo.

Figura 2: Las nueve firmas de los estatutos de mayo de 1995.
Figura 3: Las nueves firmas del acta de constitución de mayo de 1995.

 

En 1996, gracias al esfuerzo de Josep y Marcelino, conseguimos una subvención de cien mil de las antiguas pesetas por parte del Ayuntamiento de Gandía. El 16 de Febrero, José Luís García, tras numerosas reuniones y negociaciones, nos confirmó que el ayuntamiento de Almoines nos cedía un local en el Llar de la Joventut de aquel pueblo, lugar en el que tuvimos la primera reunión el 1 de Marzo de aquel año. Como agradecimiento a Almoines, organizamos una observación popular el 26 de Marzo, coincidiendo con el paso del precioso cometa Hyakutake (fig. 4). Gracias a este local, pudimos seguir realizando charlas, reuniones y debates, tan necesario para el desarrollo de la AAS. Nuestro actual presidente, Ángel Ferrer (socio 12), dio su primera charla en la AAS el 26 de Julio de 1996, bajo el título "Júpiter". Desde entonces, como Josep con los asteroides, también despuntó su especial interés por la planetología. Y vaya, no me acordaba!, el 20 de Diciembre de ese año ya dí una charla titulada "Astronomía en el antiguo Egipto". Hay que ver lo que se aprende de las crónicas.

Figura 4: Panfleto publicitario de la observación popular del cometa Hyakutake desde Almoines, en 1996.

 

1996 fue un año muy importante para la AAS. En Junio ya contábamos con 20 socios y esto se vería refrendado también, de manera espectacular, con la edición del primer número de Huygens en Julio-Agosto (fig. 5). Al principio pudo parecer un atrevimiento y, seguramente, pocos hubieran apostado por la continuidad imperturbable de nuestro boletín bimestral. El nombre del "Boletín oficial de la Agrupación Astronómica de la Safor", se debe a Javier Peña. Quiero reproducir aquí la explicación que en su artículo de Huygens 24 ofreció respecto al nombre de nuestra revista:

Figura 5: Portada del primer número de Huygens, en 1996.

 

"Cierto es que el nombre se las trae, sobre todo por la dificultad de pronunciarlo (al menos para los novicios). No es de extrañar que me pregunten a menudo el origen de tan curioso nombre. Si no recuerdo mal, tomé personalmente la decisión por razones de consonancia. Me explico. Podía haber buscado nombres de estrellas o de objetos de cielo profundo como Betelgueuse o M1, pero muchos boletines tenían ya nombres muy comunes (comunes para nosotros, claro). Además, como sabéis nuestro logotipo es el planeta Saturno, así que pensé que ya que este planeta iba a encabezar permanentemente nuestro boletín, el nombre de éste tenía que tener una relación con el logotipo. (...) Por fín me decidí por Huygens (...) que descubrió la naturaleza de los anillos de Saturno y su luna principal, Titán".

Así es como Javier explicó en su momento el origen del nombre de nuestro boletín. Precisamente cuando escribo estas líneas a la sonda Huygens de la nave Cassini le queda muy poco para llegar a Titán.

En el momento de dar nombre al boletín, como el mismo Javier señaló, la AAS ya tenía logotipo. Éste no recuerdo cuándo se hizo oficial en la AAS ni de qué modo lo decidimos, pero el origen podría vincularse al logotipo que en su tiempo usó la Asociación Astronómica de la Safor en el que la figura de Saturno era el emblema principal. La estrella de la parte inferior de Saturno, en el logotipo de la AAS, no recuerdo que estuviera en la antigua asociación y aunque tampoco sé cómo llegó a éste, seguramente tal vez sólo como elemento decorativo, sería interesante pensar que fue adquirida como equivalente a la estrella que corona el escudo heráldico de Gandía.

El boletín Huygens, que ahora cumple su número 50, se inició de manera atrevida en un momento en que la AAS había empezado a crecer con notoriedad, aunque no dejaba de ser una minúscula agrupación de aficionados como muchas otras que hay en España. Echando la vista atrás no podemos negar que fue casi una osadía. Aquel primer número de Huygens sólo contaba con 12 páginas. Fue el primero de los más de 40 ejemplares que dirigió, maquetó y coordinó Javier Peña, en una labor que le exigió gran dedicación y que ahora ha pasado a manos de Marcelino Álvarez, que con igual ilusión y buen hacer la desempeña. En aquel primer número colaboraron aparte de Javier, Marcelino, Josep Julià y yo mismo.

El 12 de octubre de 1996 vivimos un eclipse parcial de Sol. También en otoño de 1996 comenzó otro proyecto que durante mucho tiempo nos ilusionó mucho y que, pensamos, debía llevar a la creación del CAS (Centro Astronómico de la Safor), algo que queda aún pendiente para el futuro y que, de hacerse, daría el empujón definitivo al prestigio de la AAS y a su labor como difusora de la ciencia astronómica en esta región. Todo empezó con la inquietud permanente de Paco Pavía (socio 15). Él había conseguido unas bóvedas de fibra de vidrio que actuarían de cúpulas para el futuro o futuros observatorios. Pero lo más ingenioso fue, sin duda, el invento que diseñó Paco para pulir el espejo del telescopio (fig. 6), reflector que por sus enormes dimensiones apodamos, cariñosamente, "Pacotrón" (fig. 7). A Paco le ayudaron principalmente Miguel Guerrero, Ángel Requena (que además cedio el bajo donde se instalaron todos los cachibaches) y Juan Malonda. En 1998 las bóvedas y el telescopio estaban listos, y aunque el pulido del espejo había acabado, aún no se había procedido al aluminizado. El telescopio, sin espejos, presidio nuestra sede de Almoines hasta que la abandonamos en 2000. Desgraciadamente, nunca encontramos los apoyos necesarios para que aquel proyecto cuajara en lo que todos deseábamos, la creación del CAS.

Figura 6: La máquina pulidora de Paco, en 1997 (foto J. Lull).
Figura 7: El "Pacotrón", en 1998 (foto J. Lull).

 

Que yo recuerde, aunque la memoria no sea siempre fiel, fue el 27 de Diciembre de 1996 cuando se celebró la primera asamblea general de la AAS y en ella quedaron elegidos o confirmados Marcelino Álvarez como Secretario, Javier Peña como tesorero, Josep Julià Gómez como vicepresidente y José Lull como presidente. Después de la elección a dedo, en 1994, del presidente y secretario (José Lull y Javier Peña, respectivamente), no recuerdo que en 1995 se celebrase ninguna asamblea general. Es más, en mayo de ese año los documentos entregados a la generalitat sólo mencionan a los vocales, secretario y presidente.

Durante este primer período de vida de la AAS las secciones de trabajo que funcionaban con mejor rendimiento fueron la de asteroides, dirigida por Josep Julià, la de cometas por José Lull, cielo profundo por Javier Peña, taller por Paco Pavía y estrellas variables por Ángel Requena.

1997 será recordado como el año del cometa Hale-Bopp (fig. 8). En Febrero de ese año el concesionario de Renault Eurogandía Ginestar, gracias a la ayuda de Paco Pavía, nos hizo entrega de un equipo informático que en principio iba a ser una de las piezas del CAS.

Figura 8: Miembros de la AAS con el cometa Hale-Bopp, desde Almoines en 1997 (foto J. Lull).

 

El 20 de Junio de ese año se celebró la segunda asamblea general de la AAS. En ese mes, el número de socios había aumentado ya a 32, número que ostenta Magda López, que ya había participado en la antigua asociación y a cuya mediación se debe en buena media la disposición de la sede actual de la agrupación. 1997 fue el año de las dos asambleas generales, pues el 26 de Diciembre aún llegó a celebrarse otra. La cuestión principal que se debatió en ese momento ya no fueron la renovación de cargos, electos apenas seis meses atrás, sino la situación económica crítica debido a los costes de la impresión del boletín. Afortunadamente, Óptica Borja nos ayudó en aquel momento con una pequeña subvención que nos sirvió para salir del bache y seguir editando sin interrupción nuestro boletín. A finales de 1997, además, ya rozábamos la cifra de los 40 asociados. Tras esta asamblea, Carlos Bertó sustituyó a Marcelino como secretario y en la figura de bibliotecario apareció Juan Malonda.

Durante estos años se hicieron numerosas charlas, siendo lo más positivo que poco a poco (muy poco a poco) se iba abriendo el abanico de conferenciantes. Igualmente, en el boletín Huygens aparte de los tres o cuatro usuales que colaborábamos desde el principio, se unieron Ángel Ferrer y Josep Emili Arias (socio 36), cuya contribución ha sido constante hasta ahora. El propio boletín fue creciendo en ese tiempo. Durante su primer año de vida los boletines fueron de 12, 14, 20, 24, 24 y 28 páginas, mientras que en el segundo año fueron de 28, 44, 40, 32, 36 y 32, número, este último que se conservó durante todas las ediciones del tercer año. Entonces realizábamos muchas salidas de observación, de las que guardo muy buenos recuerdos.

El 26 de Marzo de 1999, día en que se celebró una nueva asamblea general, el número de socios de la AAS ascendía ya a 48. Aquel día, tras cinco años, Javier Peña me sucedió como segundo presidente de la AAS y continuó, además, como tesorero. Josep Julià siguió como vicepresidente, Ángel Ferrer apareció como secretario, Juan Malonda continuó como bibliotecario y Paco Pavía, Enric García (socio 19) y Francisco Escrihuela (socio 45) se presentaron como vocales. Recuerdo la despedida que me hicieron los socios más allegados cuando me fuí a Alemania en septiembre de 1998. Fue realmente inolvidable y emocionante, pues tras la cena me obsequiaron con un libro y una placa recordatoria. Jamás lo olvidaré. De igual modo, en mi despedida oficial como presidente aquel día de Marzo de 1999, cual socio octogenario, tuve el grandísimo honor de ser nombrado presidente honorífico de la AAS. Los siguientes presidentes fueron los culpables principales de aquella idea....

La herencia que llegaba a Javier, como presidente, era la de una AAS que por entonces era ya la tercera de la comunidad valenciana, con 48 socios (fig. 9) y con un boletín Huygens que entonces cumplía su número 17. Nuestra sede aún seguía en Almoines. En lo que a la economía de la AAS se refiere, tras la baja de Borja Ópticos tuvimos la suerte de conseguir el apoyo de +Visión, que nos aligeró la presión del coste de Huygens desde durante los siguientes dos años.

Figura 9: Socios de la AAS en la sede de Almoines, en 1999 (foto J. Lull).

 

En 1999 la AAS proyectó una expedición formada por Javier Peña, Josep Emili, José Ángel González (socio 46) y José Lull al Kurdistán turco con tal de observar el eclipse total de Sol sucedido el 11 de agosto (fig. 10). La observación desde Basnik, cerca de Diyarbakir, fue un gran éxito, y el viaje una inolvidable experiencia. Los que se quedaron en Gandía organizaron, por su parte, una observación popular para observar el eclipse parcial. Ese mismo año, el 18 de noviembre, los socios de la AAS que se desplazaron a Marxuquera (y que aguantaron hasta el final) pudieron disfrutar del irrepetible espectáculo de la tormenta de las Leónidas.

Figura 10: Expedición de la AAS del eclipse total de Sol, Basnik 1999 (foto J. Lull).

 

La siguiente asamblea general, la primera de Javier como presidente, fue la de 21 de Enero de 2000. El único cambio en el organigrama de la Junta Directiva fue la sustitución de Josep Julià por Ángel Requena en el puesto de vicepresidente. Por entonces, el número de socios era ya de 55, y entre éstos nuevos cabe citar, sin duda, a nuestra buena amiga Amparo Lozano (socia 51), quien en los últimos años ha desempeñado un papel fundamental y activo en la AAS.

El acontecimiento de 2000 fue el que se produjo en Marzo. Josep Julià, desde su observatorio 952 Marxuquera, anunciaba el descubrimiento del asteroide 2000 ES, nombrado María Félix en honor a su esposa. Desde 1997 andaba trabajando con tecnología CCD, pero el salto cualitativo lo dio cuando en 1999 construyó su observatorio, registrado en el MPC.

2000 se acababa con 63 socios, y entre los nuevos se contó con David Serquera (socio 58), que ya había participado en la aventura fracasada de la Asociación Astronómica de la Safor a finales de los ochenta. En el número 27 de Huygens se estrenó como colaborador de la revista introduciendo la astrobiología como un nuevo tema para ofrecer más variedad y calidad a la misma. Fue este tema el que trató, precisamente, el primer monográfico de Huygens en 2003, monográfico que coordinó él mismo.

En 2001, el boletín Huygens tuvo un nuevo y necesario cambio de imagen. A partir del número 28 todas las portadas ya fueron en color y en la maquetación una serie de cambios introducidos por Javier dieron a Huygens un aspecto más similar al de una revista.

El 26 de Enero hubo una nueva asamblea general, la segunda de Javier como presidente y la primera que se celebró en la sede actual de la AAS, en la llamada Casa de la Natura (fig. 11). Desde hacía un año la situación en la sede de Almoines había cambiado considerablemente. Ya no podíamos realizar nuestras actividades con tranquilidad y eso estaba afectándonos. Tras una serie de negociaciones con el Ayuntamiento de Gandía, en Enero de 2001 se estrenó, finalmente, la nueva sede, que se inauguró coincidiendo con la asamblea. Se hizo un cóctel y se invitaron a algunas personalidades políticas de la ciudad, tras lo cual se celebró una cena a la que asistieron un buen número de socios.

Figura 11: La sede de la AAS en Gandía, en 2001 (foto Á. Ferrer).

 

Respecto a la asamblea general, en la Junta Directiva permanecieron Javier Peña como presidente y tesorero, y Ángel Ferrer como secretario. Mª Jesús Gilabert (socia 52) y Amparo Lozano aparecieron como bibliotecarias, sustituyendo a Juan Malonda que de ahora en adelante se dedicaría a una tarea imprescindible, el envío de los boletines a socios, centros, bibliotecas, etc. El cambio más significativo fue el de la supresión del cargo de vicepresidente y los vocales. Se creó la figura del "socio benefactor", una fórmula ideada con el fin de recaudar más fondos para la agrupación. A día de hoy, el número de socios benefactores asciende a 8, lo que supone unos ingresos anuales de 800 euros a las arcas de la agrupación. Esa ayuda económica extra viene muy bien a la AAS, por lo que nuevos benefactores serán muy bien recibidos. Animaros.

En Marzo, un año después de su primer asteroide, Josep Julià nos alegraba nuevamente con la noticia de un segundo descubrimiento, del que esperamos en breve conocer su nombre. Para entonces, el número de socios ascendía a 73. Entre los nuevos socios, aunque ya hacía tiempo que era considerada como tal, quiero destacar a Fran Calvache (socia 70), cuya presencia en la sede, en compañía de Miguel, ha sido una constante durante largo tiempo.

En verano ya se había llegado al socio 78. Entre los nuevos, Palmira Marugán (socia 74), que desde 2002 es una auténtica primera dama de la agrupación, y Ximo Egea (socio 78), que con Joan Vidal (socio 44) han aportado en los últimos años la ilusión que en cierto modo nos hace recordar la que teníamos en nuestra propia juventud.

El número 33 de Huygens, de Noviembre-Diciembre de 2001, ha sido el más extenso de los publicados hasta ahora. En ese número coincidieron once colaboradores aparte de Javier Peña que seguía realizando la maquetación. Con sus 96 páginas fue un número digno de recordar. Huygens demostraba que tenía capacidad para convertirse en una auténtica revista.

El 1 de Marzo de 2002 se celebró la tercera asamblea general que presidiría Javier Peña. En ésta se produjeron cambios notables. Javier dejaba a Ángel Ferrer el honor de ser presidente de la AAS. La herencia que recogería Ángel no estaba nada mal, 35 números de Huygens y 80 socios. De nuevo se otorgó vida al cargo de vicepresidente que, dos años después, volvía a manos de Josep Julià. Como secretario, aunque a regañadientes, conseguimos convencer a Miguel Guerrero. Javier Peña siguió en la tesorería, del mismo modo que Amparo Lozano y Mª Jesús Gilabert como bibliotecarias, si bien esta última dejaría en breve sus funciones, y Juan Malonda como encargado de la distribución del boletín.

Desde Huygens 43 (verano de 2003), la maquetación y diseño de esta revista es cosa de Marcelino Álvarez, que ha sustituido muy dígnamente y con renovada ilusión a Javier Peña, que durante siete años hizo posible que Huygens llegara puntualmente a nuestras casas. El 26 de Septiembre de 2003 se le ofreció un emotivo homenaje a Javier Peña y se le hizo entrega de una bonita placa realizada por la mujer de Marcelino. Una manera de dar las gracias por tantos años de entera dedicación a la AAS.

A finales de 2003 se unía Ximo Egea a Amparo Lozano en los asuntos de la biblioteca. El trabajo desarrollado allí, con el archivo y catalogación de libros y revistas ha servido para remediar un enorme caos que lentamente iba creciendo. Esta labor silenciosa pero útil y efectiva es de agradecer y reconocer.

Huygens, en su número 45, estrenaba su primer monográfico, dirigido por David Serquera, y titulado "Especial astrobiología" (fig. 12), y donde se incluía hasta una interesantísima entrevista realizada al Dr. Wächterhäuser. La idea de la edición anual de los monográficos, aunque compleja, pondrá a prueba la capacidad de la AAS, pero servirá para aumentar su prestigio.

Figura 12: Portada del monográfico sobre astrobiología, Huygens 45 de 2003.

 

La última asamblea general de la AAS fue la del pasado 6 de Febrero de 2004. La Junta Directiva quedó electa de la siguiente manera: Ángel Ferrer siguió como presidente de igual modo que Josep Julià como vicepresidente, Amparo Lozano sustituyó a Miguel Guerrero como secretaria, la tesorería pasó a Marcelino Álvarez después de casi diez años en manos de Javier Peña, y como vocales quedaron Javier Peña, Juan Malonda, Miguel Guerrero, Joan Vidal y Ximo Egea.

Figura 13.- Javier Peña mostrando la placa entregada en la cena-homenaje del 26 de septiembre de 2003

 

Durante estos dos últimos años la AAS ha seguido asentándose en su posición dentro de las más reconocidas agrupaciones astronómicas españolas. El número de socios asciende ya a 87, el boletín Huygens, tras 50 números, sigue como vínculo de unión entre todos los socios pues nunca se ha dejado de recibir cada dos meses, y además aumenta su calidad con nuevos colaboradores y más variedad de temas astronómicos. Huygens es, en cierto modo, la demostración de capacidad de la AAS ante el resto de asociaciones españolas. Además, la web de la AAS, cuyo peso recae en el buen hacer del presidente, ha adquirido más importancia en este tiempo, convirtiéndose en otro instrumento de difusión astronómica a tener en cuenta, pues así estamos al alcance de más aficionados. A todo ello se añade el "boletín electrónico" que Ángel Ferrer ideó para mantenernos al tanto de las noticias de la AAS de un modo más rápido.

En estos diez años la AAS ha contribuido de manera sobresaliente a la difusión de la astronomía por medio de cursos, conferencias, debates, observaciones populares, participación en jornadas astronómicas, semanas culturales, talleres astronómicos, enseñando en colegios e institutos, en la UPG, editando Huygens, realizando CDs de iniciación a la astronomía, asesorando, estableciéndose en la web, etc. Sin embargo, la realidad no ha cambiado: sólo unos pocos son los que actualmente se implican y esfuerzan para arrastrar esta organización que se inició con un grupito de compañeros hace diez años pero que ahora ha crecido hasta lo que nunca hubiéramos podido imaginar. Si con ese esfuerzo se ha llegado hasta aquí, imaginémonos de que sería capaz la AAS si más socios se implicaran en esta bella aventura. En todo caso, lo más importante es que las faltas de unos han sido suplidas por otros, de modo que la AAS continúa su andadura sin verse afectada.

Debemos felicitarnos por estos 10 años de Agrupación Astronómica de la Safor y estos 50 números de Huygens que hemos vivido. Pero sobre todo, por haber mantenido viva la llama de esa ilusión inicial de aquellos primeros años.

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