El eclipse anular de 3 de octubre de 2005 , un regalo para la Fira i Festes

Por José Lull
jose.lull@gmail.com

En las siguientes líneas quisiera centrarme en lo que fue la observación del eclipse anular de Sol en el día de San Francisco de Borja, pero no podemos dejar de lado todos los preparativos y horas de trabajo que confluyeron en que, finalmente, todo fuera un rotundo éxito en ese precioso día. Fue un día festivo en Gandía pero también un día festivo en la AAS, por el sonoro éxito que obtuvimos.

Actividades anteriores al eclipse

Desde hace años, sabíamos que la observación del eclipse de 3 octubre tenía que ser un acontecimiento especial, principalmente por que este eclipse iba a verse desde La Safor, desde Gandía. Era, por tanto, una oportunidad única para disfrutar de un fenómeno astronómico tan difícil de vivir desde un punto concreto del mapa. De hecho, desde el 3 de marzo de 1207, cuando Valencia aún era un reino musulmán, no se observaba un eclipse anular desde esta comarca, y de eso ya hacía la friolera de 798 años, demasiado tiempo como para que este día hubiera amanecido nublado o nuestra vida nos hubiera hecho estar en otro lugar ajeno.

Fue en 2004 cuando en el seno de la Agrupación Astronómica de La Safor empezó a moverse el tema del eclipse y cuando se empezaron a discutir qué tipo de actividades podrían efectuarse en relación al mismo. Y ya a principios de 2005 se impulsó definitivamente el guión de actos y propuestas que debía seguirse. Antes de adentrarme en lo que fue el día del eclipse, donde lo más importante serán las fotografías que por sí mismas expresan el jolgorio y disfrute del evento, debo referirme necesariamente, aunque sea someramente y aún arriesgándome al olvido parcial, a los distintos actos que llegaron a culminar con el propio eclipse.

Lo primero que se puso en marcha en relación al eclipse fue la web de la AAS, www.astrosafor.net. Ángel Ferrer preparó una cuenta atrás que hacía que cada vez que nos metíamos en nuestra página nos acordáramos de lo rápido que pasaba el tiempo. Gracias a la web muchas asociaciones españolas y extranjeras se pusieron en contacto con la AAS, pues consideraron la Playa de Gandía como un lugar idóneo. Encima, el día del eclipse caía en 3 de octubre, festividad de San Francisco de Borja, IV duque de Gandía, el día mayor de las ferias de Gandía. Ni hecho a propósito hubiera sido elegida mejor fecha. Por tanto, la AAS tenía que aprovechar esa coincidencia, y así lo hizo.

Se prepararon unos trípticos con instrucciones para observar el eclipse. Coincidiendo con esto Alejandro Payá, de +Visión se puso en contacto con la AAS, y como resultado de esas conversaciones la información de nuestro tríptico sirvió para los miles de folletos que +Visión repartió en todas sus ópticas en España (fig. 1), donde repartieron cerca de 50000 gafas de eclipse. La AAS se llevó por esta colaboración 700 gafas, a las que se sumaron las miles que compró, 500 de las cuales fueron compradas finalmente por el Ayuntamiento de Gandía para repartir gratuitamente el día del eclipse. En total pasaron por la AAS cerca de 8000 gafas que fueron distribuidas a asociaciones astronómicas de Alicante, Alcoy, La Marina Alta, etc. Y, a través de nuestro socio y colaborador Francisco Escrihuela, otras 1500 recalaron en Tabernes de Valldigna, lo cual facilitó que todos los escolares de esta población pudiera disfrutar de tan inusual y hermoso evento astronómico.

Figura 01: Trípticos de la AAS y +Visión repartidos para informar del eclipse.

 

Dicho esto último, no puedo evitar aprovechar estas líneas para criticar a quien corresponda, a autoridades públicas y/o direcciones de institutos y colegios por apoyar la idea de cerrar persionas, cortinas o cambiar horarios de recreo con tal de impedir que sus alumnos observasen el eclipse. Esto, que se ha vendido como un acto de seguridad y protección ocular, esconde otra realidad menos loable, que no es más que un desprecio absoluto por la ciencia y la cultura. Todos los niños deberían haber tenido sus gafas, todos deberían haber observado el máximo de la anularidad (que también, ni hecho a propósito, coincidía practicamente con sus recreos), todos deberían haber aprendido a saber cómo se produce un eclipse, cómo ha actuado históricamente el Hombre ante estos fenómenos, etc. La AAS envió varias cartas con meses de antelación y en septiembre recordando la importancia del evento a los diversos ayuntamientos de La Safor, nuestra área inmediata de acción. La respuesta fue practicamente nula, y cuando reaccionaron algunos quedaban muy pocos días para el eclipse, muy tarde para organizar nada.

Además de las gafas, +Visión colaboró con la elaboración de las papeletas de lotería de Navidad. Un año más, la AAS compró el número 31005, en honor al día del eclipse (fig. 2). La cifra, 6000 euros, supera sobradamente cualquier otra compra que en años anteriores hiciera la AAS, pero lo cierto es que el tirón del eclipse ha hecho que a principios de octubre buena parte de la misma ya haya sido vendida. Otro éxito de organización de la AAS, pues los beneficios económicos de la lotería son más que necesarios para nuestras arcas.

Figura 02: Lotería de Navidad con el número 31005, en honor al día del eclipse.

 

Otra actividad preámbulo del eclipse fue la exposición que la AAS organizó en el claustro de la biblioteca San Roc de Gandía (biblioteca municipal). El 9 de septiembre (fig. 3) se procedió a su montaje y el 12 fue inaugurada por el presidente de la AAS, Ángel Ferrer. La exposición recibió una subvención de 1800 euros por parte de la consellería de cultura del Ayuntamiento de Gandía. Junto a esta ayuda, debo destacar la vergonzosa actuación de una caja, que no nombraré confiando en que rectifique en futuras actuaciones con nosotros o con otros eventos culturales ajenos, pues aún a pesar de aparecer en todas las pancartas, carteles, imágenes, etc. como entidad colaboradora de la exposición tuvo el dudoso detalle de hacernos entrega de la irrisoria cantidad de 50 euros, que a buena lógica no fue aceptada por la AAS. La exposición fue visitada por colegios, y en ese sentido fue un éxito. Principalmente, el trabajo de la exposición recayó en manos de nuestro incombustible presidente, que preparó el texto e imágenes en castellano (traducidos por la no menos activa Amparo). A Laura Álvarez , que el día de la inauguración fue obsequiada con un bonito detalle floral, correspondió el diseño de los carteles que pudieron ser vistos en diversos puntos de la ciudad. La exposición fue trasladada al hotel Bayrén de la playa de Gandía temporalmente, desde el sábado 1 de octubre al día del eclipse.

Figura 03: Exposición sobre el eclipse organizada por la AAS en la biblioteca municipal de Gandía

 

En relación al eclipse, también se organizaron algunas charlas, impartidas por Ángel Ferrer y Miguel Guerrero en Bellreguard y Rótova. Las charlas siempre son importantes, y éstas no lo fueron menos, pues con ellas no sólo se cumple el compromiso de la AAS por la divulgación de la astronomía sino también el disfrute personal de quien las da, al observar el interés activo de las personas para las que habla.

Figura 04: Portada del monográfico de Huygens dedicado a los eclipses.

 

Otro de los esfuerzos de la agrupación como antesala del eclipse fue la elaboración de un monográfico sobre eclipses como número 56 del boletín Huygens (fig. 4). El monográfico ha sido un éxito, pues en sus 80 páginas ha tratado diversos aspectos relacionados con los eclipses solares, desde eclipses históricos, mecánica celeste, observación, etc. Agradecimiento especial a todos los que colaboraron en la elaboración de este monográfico, pues su calidad es reflejo de la calidad de trabajo de la AAS y su carta de presentación más evidente en otras asociaciones y centros astronómicos. El boletín Huygens está muy bien considerado, de eso no cabe duda pues son muchas las felicitaciones y menciones que se han recibido al respecto. Los monográficos de la AAS, por otra parte, deben ir aún más allá y servir más si cabe a la mejor valoración de la AAS y su labor divulgadora en ámbitos científicos y amateurs.

Éste ha sido un resumen muy breve de las principales actividades realizadas con anterioridad al eclipse. Me dejo las numerosas horas de trabajo llevadas a cabo por Ángel Ferrer, Marcelino Álvarez y Amparo Lozano, principalmente, horas que han facilitado el éxito organizativo de la AAS. Sin su trabajo activo y desinteresado, el eclipse anular sólo hubiera durado unos minutos. Este trabajo, sin embargo, nos ha prolongado el eclipse con charlas, loterías, exposiciones, monográficos, trípticos, etc. Tampoco quiero olvidar a todos los socios que ayudaron de diversa forma en que todo este trabajo fuera ligeramente facilitado.

Días previos al eclipse

Periódicos como Las Provincias y Levante, con sección de La Safor, así como revistas, radios y televisiones locales, fueron aumentando su interés por el evento según se acercaba el eclipse. La AAS colaboró con ellos. Así, podemos recordar la entrevista que se realizó a Ángel Ferrer y Josep Emili Arias para GTV. Todo ello sirvió para que el nombre de la AAS se oyera más y para que los últimos despistados se enterasen de que el lunes 3 de octubre un gran anillo de luz iba a formarse en el cielo.

El hotel Bayrén de la Playa de Gandía se convirtió en los días previos al eclipse en el cuartel general de la AAS. Como indicaba líneas atrás, parte de la exposición de la biblioteca municipal se trasladó temporalmente al hotel, casi pensando en la posibilidad, en absoluto lejana, de que el día 3 de octubre amaneciese nublado.

Las asociaciones astronómicas foráneas comenzaban a instalarse en el hotel. Cerca de 80 personas habían reservado, a través de la AAS, una habitación en el Bayrén. Vinieron miembros de asociaciones catalanas, como Aster de Barcelona, Astrobanyoles, etc. así como de asociaciones italianas como la del Sutri Astronomical Observatory de Viterbo. El contacto previo, la cena del eclipse, etc. propició un interesante encuentro que, por otra parte, dejó en muy buen lugar a la AAS. La organización fue un éxito.

La AAS no sólo repartió gafas. También se había pensado disponer ese día de una batería de telescopios con los que relizar fotografías, videos, etc. Pero también, se quiso emitir en directo, a través de nuestra web, todo el proceso del eclipse. Esto último parecía una apuesta arriesgada. Marcelino Álvarez estuvo probando el día anterior y no conseguía hacer funcionar el sistema.

Las previsiones meteorológicas no eran buenas. El jueves 29 de septiembre, a cuatro días del eclipse, la agencia EFE, por el Instituto Nacional de Meteorología, señalaba en Las Provincias: "Los cielos muy nubosos impedirán ver con claridad (...) (en) la Comunidad Valenciana, donde el cielo estará muy nuboso, con probabilidad de chubascos y tormentas en el área mediterránea". De hecho, toda esa semana, excepto el sábado, no sólo había estado nublado sino que también había llovido. Después de tanto esperar debíamos prepararnos para lo peor. Por suerte, el mismo viernes 30 de septiembre las previsiones meteorológicas cambiaron favorablemente, pues se indicaba que aunque incluso el domingo 2 de octubre sería un mal día, con nubes e incluso chubascos, ya el lunes mejoraría considerablemente.

El día del eclipse anular

Había llegado el tan esperado día. El Sol salía a las 7:58 TL. El cielo amanecía con nubes y claros, pero aún en esas condiciones se presentaba bueno para la observación. Parecía que, finalmente, la suerte nos iba acompañar.

A partir de las 8:30 empezamos a llegar al hotel Bayrén para organizar los telescopios, etc. En la terraza inferior del hotel Bayrén quedaron instalados los aficionados que venían de fuera (fig. 5), así como, por parte de la AAS, con Ángel Ferrer, Marcelino Álvarez, Paco Pavía, Fran Calvache, etc. Fran filmó en video el eclipse y Marcelino estuvo luchando para que la AAS pudiera emitir el evento por su web. Esto parecía imposible, pero tras el contacto I, la suerte y la paciencia hicieron que aquel invento, enganchado con pinzas! (fig. 6) comenzase a funcionar. Nuestro socio David Serquera, desde Inglaterra, nos comentó como de 20 páginas webs distintas que consultó sólo la nuestra emitió en directo el eclipse. En esto, también fue exitosa la AAS, numerosos particulares y asociaciones felicitaron efusivamente este hecho.

Figura 05: Instrumental óptico traido por aficionados foráneos al hotel Bayrén (foto: José Lull).
Figura 06: Marcelino Álvarez y Ángel Ferrer preparando la instalación de un telescopio para emitir a través de la web astrosafor.net (foto: José Lull)

 

Cómo se vivió el eclipse en la terraza del Bayrén lo deberían contar sus protagonistas. En mi caso, sólo puedo relatar lo que aconteció en el paseo marítimo, frente al Bayrén, donde nos apostamos otra parte importante de miembros de la AAS, junto a la gente que vino a este punto de observación que habíamos anunciado.

Palmira Jr. y Silvia Ferrer, como buenas hijas de Presidente, colaboraron en mantener el orden en el "campamento base", repartiendo gafas, etc. Amparo Lozano ofreció ayuda a babor y a estribor, Joan Vidal montó su dobson y parte del público observó a través de él (fig. 7), Gerardo Zazo al principio y, durante la mayor parte del eclipse, Ángel Requena, se repartieron la manipulación del telespocio refractor de la AAS, que durante todo momento estuvo proyectando la imagen del Sol en una pantalla (fig. 8). Fuera del recinto, Amparo Lozano y Josep Emili Arias se encargaron de los Solarscope para que el público asistente contara con esta posibilidad. Además, en el campamento base contábamos con el Meade 10" de Miguel Guerrero, el refractor de Carlos Bertó, así como con un refrector de 70mm enviado por Cinefoto González, cámaras con teleobjetivo etc.

Figura 07: Joan Vidal observando el eclipse a través de su dobson (foto: José Lull).


Figura 08: Ángel Requena, con el refractor de la AAS, proyectando el Sol en una pantalla (foto: Ximo Egea).

En mi caso particular el preparativo para el contacto I fue desastroso. El refractor de 70mm no admitía el adaptador para mi cámara, no llegaba a enfocar. Tampoco lo hizo el refractor de la AAS. Parecía que iba a conformarme con el teleobjetivo de 300mm que me había traido pensando en ese problema. Sin embargo, Miguel Guerrero tuvo la enorme gentileza de prestarme su telescopio para que pudiera realizar las fotos a foco directo, cosa que le agradezco enormemente (fig. 9). Nos dividimos como buenos amigos el uso de su telescopio, que en su tiempo había sido mi joya, y así él pudo realizar fotografías digitales a través del ocular y yo diapositivas a foco directo.

Figura 09: Amena conversación entre Miguel Guerrero y José Lull, con el Meade de 10" (foto: Estela Lull).

 

Pasadas las 9 horas, ya no nos quedaban más gafas para repartir. Nos hubiera gustado disponer de mil más, pero la suerte ya estaba echada. El primer contacto (fig. 10) se produjo hacia las 9:42 TL., con el Sol a 19º de altura sobre el horizonte. Miguel y yo debimos ser de los primeros en detectarlo, pues el 10" facilitó esta observación mucho más que las gafas o pequeños prismáticos y telescopios. Dimos el aviso y se formó el primer alboroto general, con todos los telescopios perfectamente alineados con el Sol, mucha gente con sus gafas, muchos que se quedaron sin ellas reclamando unas inutilmente. Y eso sólo era el contacto I. La tensión iba a aumentar progresivamente en los 78' siguientes...

Figura 10: El disco oscuro de la Luna avanza tras el contacto I (foto: José Lull, Meade 10" f. 6.3 FD y Nikon 8001s, exp. 1/500").
Figura 11: El disco solar parcialmente eclipsado (foto: José Lull, Meade 10" f 6.3 ocular y digital Sony P12).

 

La Luna continuaba ocultando poco a poco la fotosfera solar (fig. 11), pero aún no se apreciaba ni un bajón de temperatura ni un descenso de la intensidad lumínica del Sol. La gente seguía agolpándose a nuestro alrededor. No sabría decir cuánta había, sólo sé que era muchísima pues los del campamento base parecíamos los últimos del general Custer completamente rodeados de sioux. Al día siguiente los períódicos hablaban de unas 600 personas en este punto, aunque bien pudieron ser muchas más.

Figura 12: Niños y adultos observándo con atención la evolución del eclipse (foto: Estela Lull).

Era bonito ver como niños y mayores, familias enteras, disfrutaban de este evento astronómico (fig. 12). Las gafas repartidas por la AAS fueron imprescindibles para que muchos pudieran disfrutar del evento. Según se acerca el momento de la anularidad ya se podía percibir que la intensidad de luz solar había disminuido sensiblemente. A pesar de esto, después pudimos escuchar a muchas personas decir que se esperaban mucho más del eclipse, más oscuridad. Sin embargo, sin duda estaban influenciadas por la imagen de un eclipse total y en esto si que pudimos percibir cierta confusión entre los asistentes menos puestos en la materia. El 3 de octubre el diámetro aparente del Sol era de 32'01", mientras que el de la Luna era de 30'10", es decir, que en el momento de la anularidad quedaba un anillo de luz de 55.5" de ancho. Esto supuso que, en realidad, sólo el 90% de la superficie de la fotosfera quedó eclipsada por la Luna, y sólo este Sol al 10% de su capacidad lumínica supone cerca de 100.000 veces el brillo de la Luna llena. A pesar de todo, sí que se observó un bajón de luz solar, así como un descenso de la temperatura, probablemente entre 1 y 2º.

Hacia las 11h TL se producía el contacto II, dándose inicio a la fase de anularidad. Pudimos ver las tan mencionadas perlas de Baily. En realidad, durante un eclipse anular estas no son en absoluto vistosas, y dado que su brillo no es superior al de otras partes del Sol muy cercanas y aún iluminadas, su visión únicamente es perceptible o más evidente si observamos a través de un telescopio. Por esta razón sólo los que observaron a través de aumentos suficientes tuvieron opción de verlas. No obstante, estas perlas están lejos de parecerse a las que pude observar, junto al anillo de diamantes, durante el elipse total de Sol de 1999. Entonces, con la totalidad recién dada, y prescindiendo de filtros solares, los rayos de luz que se colaban por las irregularidades orográficas selenitas eran realmente intensos, aunténticos destellos a modo de flashes, realmente espectaculares. Durante el eclipse anular, en cambio, las perlas de Baily no pasaron de ser puntos de luz (observados irremediablemente con filtro solar) que se encendían y apagan, durante breves instantes, según el borde del disco lunar se movía por el extremo iluminado del disco solar. Durante los efímeros momentos en que pude observar este fenómeno tuve ocasión de realizar algunas diapositivas (fig. 13). Todas estas imágenes me hubieran sido imposibles de realizar sin la ayuda de Miguel Guerrero, quien puso a mi disposición su telescopio Meade de 10" y su propio tiempo de observación.

Figura 13: Detalle del contacto II, con las perlas de Baily (foto: José Lull, Meade 10" f. 6.3 FD y Nikon 8001s, exp. 1/250").
Figura 14: El contacto II, con las perlas de Baily (foto: José Lull, Meade 10" f. 6.3 FD y Nikon 8001s, exp. 1/250").


Figura 15: El máximo de anularidad a las 11h02m03s TL (foto: José Lull, Teleobjetivo Nikon 300mm y Cámara Nikon F65, exp. 1/125").
Figura 16: Contacto III, con las perlas de Baily (foto: José Lull, Meade 10" f. 6.3 FD y Nikon 8001s, exp. 1/250").

Por el telescopio Meade de Miguel, antes de la anularidad habían pasado fotógrafos de diversos periódicos como Levante y Las Provincias, a los que les sirvió mi acoplador de Nikon para el foco directo. También pasaron socios de la AAS, familiares, y algunos más. Pero todo esto acabó en el momento de la anularidad. Tan pronto se dio el contacto II el público asistente comenzó a aplaudir de manera espontánea. Comenzaba el gran espectáculo que nos iba a deparar este eclipse. El anillo de luz comenzaba a formarse en el cielo (fig. 14) hasta hacerse perfecto en el momento en que, a las 11h02m03s la Luna se centraba en el disco solar (fig. 15).

Desde el contacto II en que daba comienzo la anularidad hasta el contacto III en que ésta tocaba a su fín, pasaron 4'09.2", un tiempo razonable pero que nos pasó en un suspiro. Aún no siendo total, fue muy emocionante. Coincidiendo con el momento máximo del eclipse es cuando más gente se agolpó alrededor del "campamento base" de la AAS en el paseo marítimo, frente al hotel Bayrén. Los aplausos se repitieron de manera espontánea y general en dos momentos. Primero, como ya he señalado, en el momento del contacto II, al comienzo de la anularidad, y en un segundo momento, justo cuando se daba el máximo de anularidad dos minutos después.

El contacto III se produjo hacia las 11h04m08.2s TL, momento en el que nuevamente se vieron por unos instantes las perlas de Baily (fig. 16). A partir de ese momento, había pasado ya a la historia la fase más interesante de este eclipse que tuvimos la inmensa suerte de vivir desde nuestra tierra. Es interesante observar que tras el contacto III hubo una relajación muy generalizada entre todos los asitentes. De hecho, aunque aún quedó muchísima gente a nuestro alrededor, poco a poco el público iba desapareciendo.

Tras el contacto III Miguel y yo decidimos que su telescopio pasara a realizar "funciones públicas". A partir de ese instante permitimos la observación a través del telescopio para todos aquellos que quisieran ver el eclipse. Al instante se formó una larguísima cola de niños, jóvenes y adultos que no querían perderse la imagen del astro rey parcialmente eclipsado (fig. 17).

Figura 17: Interminables colas para ver el eclipse a través del telescopio de Miguel Guerrero (foto: Estela Lull).


Figura 18: Imágenes para el recuerdo de un día especial (foto: Estela Lull).

Según el disco lunar iba destapando nuevamente el Sol, la intensidad con la que se habían vivido los momentos previos fue amainando. Era el momento para realizar otro tipo de fotografías, imágenes para el recuerdo de un día muy especial (fig. 18).

A las 12h 29m 53.6s TL el último pedacito del disco lunar dejaba de solaparse finalmente sobre el disco solar. Se producía el contacto IV y con él el final de un eclipse histórico. Aún hubo un rato para conversar entre nosotros y el público asistente. Numerosas personas pidieron camisetas a la AAS, querían un recuerdo menos efímero del eclipse.

Pronto se desmontaron todos los instrumentos ópticos y demás aparatos, pronto todo había pasado y ya sólo quedaba para nuestro recuerdo. Una experiencia inolvidable, pues no sólo fue un éxito total y rotundo para la AAS, que organizó de manera sobresaliente todo el evento, sino que también fueron unos momentos en los que pudimos disfrutar como nunca de la colaboración de mayor número de socios de la AAS, cosa que por sí sola ya fue digno de apreciar. El numeroso público asistente en el paseo marítimo de la Playa de Gandía no fue el único que se acercó a los telescopios de la AAS. No debo olvidar mencionar la gran cantidad de cibernautas que aprovecharon la web de la AAS para seguir el eclipse en directo. De hecho, las estadísticas extraidas de la web no engañan a este respecto. El número de visitas a nuestra web se ha multiplicado de manera insólita desde el mes de septiembre, alcanzando un pico extraordinario en relación al eclipse. Sin duda, este ha sido otro modo importante de promocionar la actividad y valía de la Agrupación Astronómica de La Safor.

Después de la comida, aún hubo tiempo de acercarse nuevamente al Sol y observar las protuberancias solares gracias al telecopio Coronado de uno de los italianos asistentes (fig. 19). Para muchos de nosotros fue una oportunidad para observar las protuberancias solares. En mi caso concreto, hacía ya poco más de seis años que no veía las fulguraciones de la fotosfera solar, pero en aquella ocasión sólo un eclipse total de Sol pudo permitirme tal disfrute.

Figura 19: Miembros de la AAS observando protuberancias solares a través del SOLARSCOPE de Claudio Balella (fotos: José Lull, SolarScope y digital Sony P12 a través del ocular).

 

Desgraciadamente, durante este eclipse no se apreciaron manchas solares en la superficie de nuestra estrella. Hubiera sido una oportunidad excelente para explicar al público asistente el orígen de este fenómeno, sobre todo cuando aún se entiende de manera general que la superficie del Sol es perfecta y homogénea, nada más lejos de la realidad.

El día del eclipse había sido muy intenso, pero a algunos se les acumulaba además muchas horas de trabajo previo, de teléfonos, organización, preparativos, etc. Terminaba así el histórico eclipse con un merecidísimo descanso (fig. 20) y con la recompensa de haber realizado un magnífico trabajo.

Figura 20: El merecido descanso de la Primera Dama (foto: José Lull).

El eclipse ya pasó. Ahora, debemos mirar hacia el futuro con fuerzas renovadas y con la convicción de que la AAS es una agrupación importante que está destinada a realizar mayores gestas por la astronomía, a través de su revista, de su web, de sus actividades, etc.

Enhorabuena a toda la Agrupación Astronómica de la Safor pues ha hecho sentirse a sus miembros muy orgullosos de pertenecer a ella. Y enhorabuena a todos los que colaboraron para que este evento, el eclipse anular de 3 de octubre, fuera un éxito rotundo.