OBSERVACIONAL-PEGASO
por
Francisco M. Escrihuela

La observación del cielo nocturno puede ser apasionante o simplemente desmoralizante en función de los medios de que dispongamos, de dónde nos encontremos o de la época del año. Pero el mayor problema que se nos puede plantear es el hecho de ser principiante. Posiblemente la lectura de este apartado te ayude en la empresa de "empezar", y nada mejor para ello que iniciarte con la exploración de Pegaso.

Todo principiante en el mundo de la astronomía, concretamente en lo que a observación a través de nuestro telescopio recién estrenado se refiere, corre el peligro de caer en la desmotivación si no encuentra el aliciente que esperaba encontrar.

La astronomía es un campo de estudio tan extenso que intentar abarcarlo todo desde el primer momento podría resultar agotador y sobre todo desorientador. Llegaríamos a correr el riesgo de perder el interés con la misma rapidez con que dimos nuestros ilusionados primeros pasos, simplemente por llegar al convencimiento de que realmente conocemos muy poco de esta materia. Y no es éste el hilo conductor que nos debe guiar en el aprendizaje en astronomía.

La observación, posiblemente, puede que se trate de una buena forma de empezar, si tenemos la posibilidad de conseguir un buen telescopio (no necesariamente profesional como los que suelen poseer los compañeros de la Agrupación más experimentados).

Y, ¿por dónde empezar?. Ahí radica la mayor dificultad de todo principiante. Como principiante que soy, también me sentí algo desesperado al principio. Al asociarme a esta Agrupación pensé que las cosas, en lo que a motivación se refiere, marcharían de otra forma (sin saber realmente de qué forma debían marchar), aunque ahora comprendo que es difícil ser exigente cuando las instalaciones y/o el clima no facilitan normalmente mucho la orientación del recién llegado a ella. Por ello, recurriendo a grandes dosis de voluntad, a mis dotes autodidactas y procurando que mi ilusión no se viera mermada en ningún momento, intenté buscar la mejor forma de resolver este dilema: explorar el cielo nocturno visible de forma "pausada" y más o menos "metódica".

Lo primero que hice fue conseguir algunos programas para ordenador que me permitieran obtener cartas celestes con buen detalle, a distintos aumentos, para simular al máximo la visión que tuviera del cielo nocturno a través de mis prismáticos y de mi modesto telescopio utilizando distintos oculares. Así, encontré programas como Skymap, Guide, etc., todos ellos perfectos en cuanto a su simplicidad de utilización y resultados impresos obtenidos.

A continuación empecé a buscar material impreso (libros) que me guiaran por aquellos objetos que mayor satisfacción me proporcionaran en la observación. En este sentido destaco, en primer lugar, este excelente boletín, en el que, sin falta, nos describe bimestre a bimestre, en sus distintas secciones, los objetos más llamativos del firmamento (planetas, satélites, meteoros, asteroides, cometas…) en cada momento, así como algunos de cielo profundo (galaxias, nebulosas, estrellas…). No obstante, si nuestra observación no quiere limitarse a observaciones esporádicas sino que disponemos de la posibilidad de realizarlas con mayor asiduidad y necesitemos más material, deberemos recurrir a publicaciones específicas. Entre ellas, se puede recurrir a los conocidos textos de José Luis Comellas titulados "Catálogo Messier" y "Guía del Firmamento" en los cuales se describen de forma clara y concisa los 110 objetos más llamativos que Messier (Astrónomo francés, 1730-1817) catalogó en su época así como otros objetos (galaxias, nebulosas, estrellas dobles, variables, etc.) observables con telescopios modestos como los nuestros, y clasificados por épocas del año y constelaciones. Su lectura es casi obligatoria si uno no se quiere perder detalle de lo que existe al alcance de nuestro ocular. No obstante, el principiante siempre puede recurrir a la lectura de esta sección del boletín si quiere obtener una versión resumida y no menos detallada de los objetos que mejor nos puedan orientar en nuestro primer recorrido por los conocidos objetos Messier, constelaciones, galaxias, nebulosas, y pocas cosas más, de momento.

Espero, y esa es la intención, que las anotaciones que vienen a continuación sean realmente de utilidad, antes y durante las observaciones que realicéis. De momento empezaremos por Pegaso.

ÉPOCA: Otoño-Invierno

Durante el otoño y parte del invierno, una de las constelaciones que nos acompañarán con toda seguridad y que destacan por su facilidad de localización a simple vista es el gran cuadrado de Pegaso. Posee unos 13 º de lado y unos 180º cuadrados interiores. Lo que más destaca de la zona es que su interior aparece prácticamente vacío.

Aunque destaca por su forma de cuadrilátero, únicamente tres de estos vértices le pertenecen:
·El vértice NW es la Beta, a 172 años-luz, gigante roja impresionante y variable de 2,5 magnitud, (23h 04m +28º 05').
·El vértice SW es la Alfa, a 102 años-luz, de 2,5 magnitud también, (23h 05m +15º 12').
·El vértice SE es la Gamma, a 470 años-luz, una estrella verde-azulada de 2,8 magnitud, (0h 13m +15º 11').

No obstante, el asterismo resulta más completo si incluimos la Alfa de Andrómeda (0h 08m +29º 05'), en el vértice NE, a 105 años-luz, de 2,1 magnitud, y completamos así el "Cuadrado de Pegaso".

Prolongando la línea Gamma-Beta , en esa dirección, a 3º de beta encontraremos la estrella Eta, de la 3,1 mag., la cual complementa visiblemente el cuadrilátero.

Prolongando igualmente la línea Gamma-Alfa una distancia similar a la que separa a estas dos estrellas referenciales encontraremos Épsilon (21h 44m +9º 52'), la estrella más brillante del conjunto Pegaso-Andrómeda. Se trata de una variable anaranjada, doble además, situada a unos 800 años-luz.

 

M 15

Desplazándonos 9 minutos al E. y 7º 37' al S. de épsilon (a la posición 21h 30m +12º 10') encontraremos el cúmulo globular M 15 (ó NGC 7078), visible con cualquier instrumento y casi en cualquier condición. Destaca su localización por formar parte de una especie de triángulo rectángulo formado por tres estrellas de quinta, sexta y séptima magnitud, de catetos 20' y 16'. Posee un núcleo extremadamente denso y brillante, y un cuerpo que desciende de brillo hacia los bordes. Al telescopio, y cuanto menor sea la abertura mejor, puede llegar a aparecer ligeramente elíptico (inclinado 35º en dirección NE-SO).

Como datos curiosos podemos añadir que el conjunto lo forman 150.000 estrellas situadas a 45.000 años-luz. Muy cerca de él se encuentra la nebulosa planetaria NGC 7094, situada prácticamente dentro del área circular que aparece en la imagen, aunque sólo es posible detectarla por medio de fotografías realizadas con grandes telescopios.

 

NGC 7217

La zona NO. de Pegaso es relativamente abundante en galaxias, aunque son tan débiles que se encuentran fuera de nuestras posibilidades. No obstante nos desafiaremos con la NGC 7217 (22h 08m +31º 21'), de 3' x 2', dos grados escasos al S. de la pareja p1 y p2, de 4,5 y 5 magnitud. Se trata de una manchita difusa de la 10,6 magnitud conjunta, algo alargada en sentido N.-S., brillando muy débilmente en un campo de estrellas muy débiles de la 11 y 12 magnitud. No es pequeña, aunque sí de escasa concentración luminosa.


NGC 7331

Más al NE., tomando como referencia la estrella Eta, unos 4º al norte de ésta se encuentra otra galaxia, la NGC 7331 (22h 38m +34º 25'), brillante de la 10ª magnitud y de núcleo muy denso. Es posible que no veamos más que este núcleo alargado (de 4' x 2') en sentido N.-S., y 1º al S. de una pareja de estrellas de séptima magnitud, y separadas 5' una de otra. Es posible incluso que podamos adivinar una nebulosidad muy amplia que parece envolver al núcleo.

La galaxia, en realidad, es enorme, aunque posee alas muy difusas que insinúan una especie de S, ¡inicio de una estructura espiral de la galaxia!, según Comellas. Como curiosidad añadida podríamos decir que a 5' escasos hacia el E. se encuentra otra galaxia de la 14ª magnitud, la NGC 7338, aunque obviamente por mucho que peguemos el ojo a nuestro ocular y permanezcamos horas y horas intentándo verla, no lo vamos a poder conseguir.

 

"QUINTETO DE STEFAN"
A 30' al SSW. de la NGC 7331 (aproximadamente a 22h 36m +33º 57') se encuentra el famoso "Quinteto de Stefan", un grupito de cinco galaxias (NGC 7317, 7318A, 7318B, 7319 y 7320), posiblemente enanas y muy cercanas unas de otras, considerándose el grupo de galaxias más apretado del Universo, el cual con un reflector de 20 cm. aparecerá como una indecisa pero emocionante manchita. Evidentemente su observación requerirá de nuestro acostumbrado "acto de fe" y de un cielo oscuro. Aunque esto último es aconsejable prácticamente para todas las galaxias que estamos describiendo, a excepción de M 15.

NGC 7457
Grado y medio al NNE. de beta podemos encontrar a NGC 7457 (23h 01m +30º 09'), una galaxia muy débil que en una noche oscura distinguiremos como una manchita redondeada de la 11,5 magnitud. En la imagen adjunta, la podemos localizar en el centro del área circular de 1º de diámetro.

 

NGC 7479
A partir de alfa, derivando hacia el S. 2º 53' encontraremos NGC 7479 (23h 02m +12º 03'). Tampoco es fácil detectarla por su débil luminosidad superficial. Es una espiral barrada de la 11ª magnitud y se encuentra a 3' al ENE de una estrella de la décima magnitud. No obstante, una forma de realizar una primera aproximación al área donde se encuentra consistiría en tratar de localizar el área encerrada en el círculo de 1º de diámetro representado en la figura, y a partir de ahí intentar aproximarnos a ella.

En general, la localización de objetos relativamente débiles, de los cuales está repleto el cielo nocturno, es tarea que necesita método. Puede que al principio, de estos objetos descritos, sólo consigamos localizar alguno. Pero con el tiempo, y en cuanto consigamos dominar la adaptación a la oscuridad y seamos capaces de vislumbrar cualquier indicio de lo que pueda constituir uno de estos objetos, nos daremos cuenta de con qué facilidad los vamos detectando, por difíciles que nos parecieran la primera vez.