Para la "calentura" de la Tierra se receta concienciación global (en pdf)
Josep Emili Arias
cel_ras@hotmail.com

"Para nada pienso comprometer el nivel de bienestar de la sociedad norteamericana ni nuestro futuro económico, esta es mi perentoria prioridad", George W. Bush (marzo de 2001); con esta prepotencia dio su negativa a ratificar el Protocolo de Kioto. Pero también resulta una grave insensatez el que sólo señalemos a los sectores energéticos y al sector industrial como los únicos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero y el consiguiente calentamiento global, a la vez, que la moda y el consumismo (religiones del s. XXI) nos induce a la masiva compra contranatura de mastodónticos turismos 4x4 para, así, satisfacer caprichos y vanidades, y quedando relegada su utilidad a los desplazamientos urbanos como recoger los niños de clase o el irse a cenar a un céntrico restaurante. Su desmesurada potencia y tecnología es infrautilizada, la gran mayoría de estos pesados turismos 4x4 jamás pisará un camino rural. Estos turismos, con moles de hasta 3.500 k, implican desmesurados consumos de combustible fósil (gasoil) y su repercutida emanación de CO2 a la atmósfera.

Hoy, ya no queda lugar para la conjetura, sabemos que la mano del hombre está detrás del calentamiento global y el cambio climático. Como cabría también recordar que en 1974, Sherwood Rowland y Mario Molina, de la Universidad de California, fueron los primeros en advertir a los poderes gubernamentales y a los organismos responsables del clima de que el cloro estratosférico -emanado de la continua producción y uso de los CFC (clorofluorcarbonados)- rompía y disgregaba las moléculas de ozono (O3), encargadas de filtrar la letal radiación ultravioleta del Sol. En los años siguientes, políticos, gobernantes y corporaciones de la industria química, tomaron esta teoría como una mera entelequia sin fundamento alguno. Pero una fue década después, tras las concluyentes e irrefutables comprobaciones científicas de que esta artificial molécula CFC (en aerosoles, refrigerante frigorífico, acondicionadores de aire) estaba implicada en la destrucción de la capa de ozono antártico; siendo en 1989, con la entrada en vigor del Protocolo de Montreal, cuando fue acordada la total erradicación a nivel planetario de estas malévolas moléculas CFC para el año 2010.

Figura 1.- Deforestación en el Amazonas

 

Volviendo al tema que nos ocupa, nuestro arrogante estilo de vida en los países desarrollados y en los emergentes es el principal responsable de este hecho, con el masivo consumo de combustibles fósiles para la generación de energías que abastan el consumo humano, a todo el ámbito industrial y a los medios transporte. La actividad humana emite a la atmósfera más de 600.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año, y el resto de la explicación es sencilla: todos los gases de efecto invernadero que genera el hombre (CO2, hidrofluorocarbonados, óxido nitroso, metano) forman en la atmósfera una capa transparente a la luz solar, pero opaca a la propia radiación infrarroja que desprende la Tierra, provocando un rebote de esta radiación infrarroja otra vez en caída hacia la Tierra. El resultado, calentamiento global por acumulación de radiación infrarroja.

Es todo un cinismo el señalar como únicos culpables de las emisiones de CO2 y el calentamiento global a las compañías de producción termoeléctrica, cementeras y siderúrgicas, mientras nosotros estamos bien aposentados con el aire acondicionado a toda "caña" viendo un documental sobre el retroceso de los glaciares y el adelgazamiento de la capa de hielo Ártico. El problema del calentamiento global va con todos. En nuestro primer mundo estamos viviendo una época de autentico delirio inmobiliario, una vorágine especulativa del suelo, donde la moda nos impone que tenemos que adquirir segundas y terceras residencias (chalets, apartamentos). Todo ello implica incrementos de emanación de toneladas de CO2 a la atmósfera procedentes de la industria cerámica, azulejera y, primordialmente, en el proceso de clinkerización de las cementeras donde, principalmente, se utiliza coque de petróleo y carbón para, así, conseguir la necesaria temperatura punta de gases de 2000º C.
Según recientes investigaciones recogidas por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas se estima para el año 2100 una preocupante horquilla de incremento térmico global de entre 1,6 y 5,4 ºC.

Figura 2.- Planta termoeléctrica II

 

Por otra parte, es muy cierto que todo consumismo genera empleo, aquí o en China, pero las actuales pautas de un consumismo desaforado, la máxima del "compro luego existo", el despilfarro de materias primas no recicladas, el que haya adolescentes que vayan por el quinto móvil, éstos son hechos incompatibles con la sostenibilidad del planeta.
No hay duda que, hoy, nuestra sociedad mantiene culto al consumismo, incluso me atrevo a decir, integrismo consumista. La moda y el marketing nos bombardea con los "plan renove" para móviles, con los móviles de nueva generación, con el móvil de canales televisivos incorporado. Aquí, la acepción semántica de "plan renove" no alude a una temporalidad de años, sino de tan sólo meses. Toda esta adquisición tan efímera de productos electrónicos multimedia de ultima generación (móviles, PC's, videoconsolas) genera una exponencial "basura electrónica" no poco contaminante.

Con mucha razón el astrónomo Frank Drake, en 1965, ya lo postuló en su famosa ecuación -para la estimación de posibles y presentes civilizaciones extraterrestres dentro de nuestra galaxia- : "El factor de evolución de una especie inteligente y tecnológica acorta, potencialmente, la longevidad natural del planeta".

La solución al calentamiento global requiere de una concienciación global

La compra-venta de los derechos de emisión de carbono que marca el Protocolo de Kioto es insuficiente. Este mercantilismo de comprar excedentes de emisión de carbono a favor de países subdesarrollados, no deja de ser una provisional terapia climática. La solución al calentamiento global requiere de un compromiso global, de sus gobernantes, colectivo empresarial y de todos los individuos.

Una ejemplar reconversión del residuo integral lo tenemos en el cercano grupo industrial Faus Group SL (Gandia), empresa líder en el laminado de suelo-parquet flotante Flooring, donde tienen incorporado un ciclo ecológico para la reconversión de energía calórica. Obtenida ésta a partir de la reutilización global de su residuo maderero. Donde toda su anómala "biomasa" residual del aglomerado (serrín, perfilado sobrante y tablero defectuoso) es transformada en polvo para ser reutilizada y reconvertida en ciclo de energía calórica. Este polvo es inyectado, al interior de los hornos, por toberas con continua ventilación forzada. Obteniéndose un ciclo de energía calórica muy ecológica y baratísima, y donde están ausentes los tradicionales y nocivos combustibles fósiles (fuel-oil y gasóleos) reduciendo, así, las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Figura 3.-Planta Faus Group en las afueras de Gandia

 

También, este mismo grupo industrial Faus Group Inc. manufactura líneas de laminado de suelo parquet -Flooring- sobre tablero-aglomerado de protocolo ecológico FSC, Forest Stewardship Council (Consejo Regulador mundial para los recursos Forestales), y que suministra para España el grupo maderero, Kronospan.

Desde el amplio espectro del consumo individual hemos de tomar una mayor implicación ecológica. Pues como consumidores de muebles en general y, en particular, de laminado de suelo-parquet, debemos adquirir el hábito de reivindicar y exigir estos productos madereros con la certificación ecológica FSC (Forest Stewardship Council), donde se nos certifica que el origen primario del tablero-aglomerado, madera natural y/o celulosa proceden de bosques con crecimiento sostenible. Una garantía que avala la continúa reposición de la masa forestal. Estamos obligados a pisar un suelo más sostenible.
Pues la no concienciación ante el problema de una imparable deforestación planetaria nos lleva, de inmediato, a la reflexión de las palabras de un jefe indígena brasileño del Mato Grosso, dirigidas en 1982 al responsable del Departamento de Agricultura del Brasil: "Después de talar el último árbol y envenenar el último río, como usted entenderá, el dinero no se come".

¿Quién habla en nombre de Gaia?

Gaia era el nombre con que los griegos denominaban a la dehesa de la Tierra. Más tarde, en el siglo XX, este mismo nombre de Gaia fue aprovechado por James Lovelock (NASA) para proponer su hipótesis Gaia, una teoría donde la Tierra, la hidrosfera, la atmósfera y los seres vivos conformaban un sistema interrelacionado de extraordinaria complejidad. Según Lovelock, el planeta Tierra, de alguna forma, conforma una entidad "viviente". Pues tan sólo decir que el ozono estratosférico que nos protege de la letal radicación ultravioleta, al igual que la molécula de oxigeno (O2) que respiramos y la misma salinidad de los océanos, estos tres procesos de evolución planetaria fueron y son un producto de la vida, tras una prolongada interacción de los primeros organismos vivientes (algas y otros microorganismos marinos). La hipótesis Gaia expone que: "La vida atenaza y potencia la vida".

 

Esta hipótesis Gaia (defendida por un grupo de científicos) nos puede resultar una entelequia muy emotiva y sugerente, pero de lo que no hay duda es que su estado antinatural de "hipertermia" nos compete y responsabiliza a todos. Estamos obligados a implicarnos con la salud global de Gaia, por parte de los gobernantes, de los organismos mundiales, de empresarios, de industrias y, sobretodo, en nuestra concienciación individual.